Entre quimeras, películas y otras criaturas

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Anotaciones de Diana Martínez, noviembre de 1988

Acá en Argentina la víspera de Todos los Santos pasa sin pena ni gloria, y si se menciona Samhain nadie tiene idea de qué habla una. Para una que es bruja y que, casualmente, convive con un felino que habla y un fantasma, es un día ajetreado. En principio, porque dicho fantasma se convierte en una fuerza de la naturaleza digna de ser reconocida. Durante la noche del treinta y uno, Antonio se pone en modo activo y decide convertirse en el nuevo decorador de la casa. Los muebles cambian de lugar, las latas de atún aparecen atrás del sofá, en la ducha encuentro la azucarera y mis reservas de hierbas secas terminan en el techo. Fellini, en vez de colaborar para que yo no me vuelva loca, termina peleándose con Antonio. Según él, puede verlo con total claridad.

¿Así que qué sabemos de nuestro amigo invisible? Pues es un cuarentón canoso, bajito, y va por su muerte vestido con un traje arrugado marrón y un solo zapato en uno de sus pies. Se niega a hablar con Fellini porque, según, detesta a los gatos. Pero a mí se me ocurre que Antonio, en una de esas, es mudo y por eso su única forma de comunicarse es trasteando con media propiedad. Me da un poco de pena. El único que lo ve es un gato al que no le agrada.

Pero de esto sacamos una lección: los felinos y los fantasmas no se llevan. Los gatágicos en particular prefieren mantenerse apartados de cualquier quimera, sea de ensueño o pesadillezca. Lo bueno es que, al contrario de lo que se ve en películas y lee en libros, pocas de esas criaturas existen realmente.

¿Vampiros? Un mito surgido a partir de una historia mal contada.

¿Zombis? Imaginaciones puras de alguien que necesitaba un nuevo producto que vendiera.

¿Hombres lobo? Técnicamente reales, aunque alejados de la representación que se les dio en la cinematografía. Sí son afectados por la Luna, pero pueden controlarse si se lo proponen. Aparte, con su mordida lo único que pueden contagiar es rabia. Los hombres lobos, como las brujas, vienen de linajes. La forma de crear nuevos es... haciendo bebés de la manera tradicional (no, no tienen que esperar al séptimo hijo para conseguir heredero). Para rematarla, la plata no les hace ni cosquillas.

¿Kraken? Nunca fue una criatura fantástica. Era, es y siempre será un calamar gigante.

¿Monstruos de lagos y montañas? Visiones de gente paranoica, de vista corta o medio dormida.

¿Demonios? Reales. También difieren de las imágenes que uno puede encontrarse en el imaginario colectivo. No tienen cuernos, ni patitas de carnero. Se ven bastante cercanos a un humano promedio, salvo por sus ojos. Eso es mucho más aterrador, ¿no? Que uno se los pueda confundir con un vecino cualquiera. Y no es como que una simple cruz vaya a ahuyentarlos. Un rosario no va a ser de ayuda. Una oración en voz alta les va a generar risa. Y el agua bendita solo los pone de mal humor.

¿Cambia pieles? No me arriesgaría a decir si son o no reales. Lo que me contó Fellini no resultaba del todo conclusivo.

Sí, Fellini tiene una excelente capacidad de criticar hasta el hueso y de hablar hasta por los codos de cualquier tema que se le ocurra. La noche anterior le tocó el turno a la mitología y tuve que escucharlo durante dos horas mientras reorganizaba lo que Antonio había corrido de su espacio original. Cómo llegó a saber todas estas cosas no me quedó muy en claro. No es que él haya vivido durante siglos. Bueno, no me especificó que haya vivido durante siglos, pero a estas alturas me lo creería.

Guía para la bruja moderna en apuros [Hexes #1.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora