Báculo caprichoso

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Anotaciones de Diana Martínez, mayo de 1983

En la colección de elementos inútiles de los que no podemos deshacernos desde hace décadas se encuentra el bastón de alguna tátara tátara algo de la familia. El bastón que no es bastón, pero que supongo oficiaba como tal. Es una rama larga, retorcida y maciza, tallada en la parte superior y en la inferior. Las marcas son difíciles de distinguir, pero después de una minuciosa examinación creo haber dilucidado qué son: una flor de lis sobre el mango y hojas de laurel en la base. ¿Qué significado tienen en este contexto? No lo sé y a nadie se le ocurrió escribir sobre ello en este libro.

Solo sé que, para cuando Dolores empezó a dejar sus huellas en estas páginas, esa rama ya había estado en la familia por un buen puñado de décadas. ¿De dónde vino? Lo desconozco. ¿Para qué lo teníamos? Tampoco tengo mucha idea, salvo por el hecho de que al tirarlo fuera vuelve a aparecer colgado en el mismo lugar, y que al echarlo al fuego se prende en llamas algo más. La última vez fue el repasador que colgaba de la puerta del horno el que se llevó la peor de las chamuscadas. ¿La anterior? Mis propias cejas.

Recuerdo que en algún momento le pregunté a mamá de dónde cuernos lo habían sacado y por qué se negaba a desaparecer de nuestra casa. Ella tenía casi tantos conocimientos al respecto como yo, pero se puso a investigar a su manera. Revisó las anotaciones pasadas, refunfuñando por lo bajo al no encontrar respuestas. Hojeó la pequeña colección de libros de ocultismo que poseía y no me dejaba tocar sin su supervisión. Incluso le preguntó a su hermana, que para entonces estaba probando como alternativa el fingir no ser bruja. Terminó por preguntarle a las cartas durante una medianoche de verano, iluminada por un velón negro y otro blanco.

Según su interpretación, el objeto está cargado de malas energías y, posiblemente, absorbió alguna maldición por el camino. Puede que funcione como un pararrayos a estas alturas, excepto que no para ningún rayo, sino que retiene dentro suyo los malos deseos y augurios que nos envíen a nosotras.

Advertencias generales: no maltratarlo, ni quemarlo, ni tirarlo.

Cuidados: mantener a resguardo de los elementos. Limpiarlo con paños de algodón puro, dos veces a la semana. No usar productos corrosivos. No usar agua. No usar jabón. No usar nada y punto.

Utilidad y usos posibles: todavía no comprobados.

Ubicación:colgado en la sala principal, junto a la entrada. Al moverlo de allí, vuelvepor sí mismo (y rompe por lo menos una cosa a su paso). 

Guía para la bruja moderna en apuros [Hexes #1.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora