Capitulo V: Bajo la Luz de la Adversidad

162 13 2
                                    

Pov: Alicia Clark

El estruendo del disparo resonó en la cubierta, seguido de un silencio tenso que hacía vibrar el aire con una mezcla de alivio y temor. Cuando abrí los ojos, lo primero que vi fue el cuerpo inerte del líder yacente sobre la cubierta, su rostro congelado en una mueca de odio y derrota. A su lado, Kal se tambaleaba, luchando por mantenerse en pie, su mano ensangrentada aferrada al arma que había silenciado la amenaza.

Corrí hacia ella, mi corazón palpitando en mi pecho como un tambor desbocado. La adrenalina aún recorría mis venas, pero la preocupación se abría paso entre la confusión y el alivio.

—¡Kal, noo!— Mi voz se quebró al pronunciar su nombre, una mezcla de terror y esperanza contenida en cada sílaba.

Ella, con una sonrisa suave a pesar del dolor y la sangre que emanaba de su costado, levantó la mirada al verme. Sus ojos, grises como la tormenta que acababa de azotarnos, reflejaban un cansancio inmenso, pero también una determinación inquebrantable.

—No te preocupes, estoy...estoy bien.Sus palabras, aunque intentaban sonar tranquilizadoras, no podían ocultar la verdad que sus ojos revelaban. La lucha había dejado su huella en Kal, una marca física y emocional que la debilitaba, pero no la derrotaba.

—¡Mamá! ¡Travis!— Grité, buscando ayuda con desesperación mientras me arrodillaba junto a Kal y presionaba con fuerza sobre su herida, tratando de detener el flujo de sangre que amenazaba con apagar su vida.

Madison y Travis se apresuraron hacia nosotros, sus rostros reflejando la preocupación que también sentía en mi interior.

—Ayúdame mamá.— Mis palabras apenas salían, ahogadas por la emoción.

—Tenemos que irnos, Travis. ¡Rápido!— Advirtió Daniel, mis ojos encontraron los suyos con urgencia.

Travis asintió y se dirigió hacia el timón, poniendo en marcha el barco mientras la distancia entre nosotros y el lugar del enfrentamiento se ampliaba.

—Vamos a llevarla a la habitación.— Madison, con su mano cálida en mi hombro, me guio hacia el interior del yate.

Kal, a pesar del dolor habló casi inaudible.

—¿Alguna vez pensaste que tendría que empezar a cobrarte por todas las veces que he tenido que salvarte?

La tensión se disipó por un momento la broma trajo un respiro de alivio en medio de la tensión.

—Bueno, cariño, estoy dispuesta a pagarte con toda la gratitud del mundo.— Respondí, devolviendo la sonrisa y agradeciendo a Kal por su habilidad para encontrar humor incluso en los momentos más oscuros.

—Eso suena bastante generoso. Pero quizás podrías lanzar algunas provisiones extras o tal vez un buen abrazo cuando todo esto termine.— Bromeó, sus ojos brillando con una mezcla de ternura y cansancio.

—Vamos a necesitar algo para detener la hemorragia.— Madison buscó en la habitación mientras yo mantenía la mirada fija en Kal.

Con cuidado, quitamos la camisa de Kal para evaluar la herida. Al retirarla, un nuevo orificio ensangrantado se reveló, sumándose a la gravedad de la situación.

—¡MIERDA!—Exclamó mi madre.— ¡Necesitamos detener la hemorragia ahora!

Mi mirada se desvió por un instante hacia su torso, la piel caucásica de Kal estaba marcada por tatuajes y pecas, como un lienzo de historias que no conocíamos.

Cenizas del Mundo Muerto (Alicia Clark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora