Capitulo XLVII: En la oscuridad del peligro.

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Pov: Kal Agnelli.

Las semanas en la comunidad pasaban con relativa calma.
Michonne nos encomendó salir de los muros en busca de suministros vitales como semillas, medicinas y municiones. Así que ahora nos encontrábamos afuera, junto a Alicia, Magna, Carl y Rosita. Aunque intenté convenser a mi novia de quedarse, desde que desaparecí es una batalla campal querer salir de los muros sin ella.

Era de noche y las estrellas brillaban en el cielo, iluminando débilmente nuestro campamento. La fogata crepitaba frente a nosotros, lanzando destellos de luz anaranjada y calidez a nuestro alrededor. Mientras el grupo se ocupaba de preparar el campamento, sentí la necesidad de salir al bosque en busca de comida fresca. Armada con mi ballesta, me adentré entre los árboles en busca de presas pequeñas que pudieran servirnos para la cena.

Después de un tiempo de búsqueda y sigilo, tuve la fortuna de encontrar un par de conejos, moviéndose ágilmente entre la maleza. Con cuidado y precisión, apunté y solté las flechas, logrando abatir a ambos animales. Con una sensación de satisfacción, recogí los conejos y me dirigí de regreso al campamento.

Al llegar, encontré a Carl ocupado con los preparativos de la comida. Me acerqué y le entregué los conejos, ofreciéndole nuestra captura con una sonrisa.

—Aquí tienes, Carl. Dos conejos frescos para la cena.— Anuncié, depositando los animales a sus pies.

Carl levantó la mirada y sonrió ampliamente al ver la provisión.

—¡Excelente, Kal! Estos serán perfectos para un estofado.— Agradeció, mostrando su aprecio por mi contribución.

Mientras compartíamos la cena alrededor de la fogata, me senté junto a Alicia, envolviéndola en un cálido abrazo. Su gesto cariñoso no pasó desapercibido, y dejó un suave beso en mi mejilla, lo que provocó una sonrisa en mis labios.

Frente a nosotros, Magna observaba la escena con ternura.

—Verlas tan juntas, me hace echar de menos a Miko.— Susurró, con un brillo nostálgico en los ojos.

—Espera, ¿tú y Miko? ¿Miko es tu novia?— Preguntó Lisha, desviando la mirada hacia Magna, quien asintió con una sonrisa.

Fue entonces cuando noté la expresión avergonzada en el rostro de Alicia, quien parecía darse cuenta del error que había cometido.

—Oh mierda, lo siento, pensé que tu estabas, ya sabes, interesada en Kal...

El grupo estalló en risas cuando Alicia admitió su malentendido, confesando que había pensado que Magna estaba coqueteando conmigo. La sorpresa inicial dio paso a una atmósfera aún más jovial cuando Rosita, siempre lista para una broma, se burló amistosamente de la situación.

—¡Ay, por favor, Alicia! ¿En serio pensaste eso?— Exclamó Rosita entre risas, sacudiendo la cabeza con incredulidad.

—¡Y todo gracias a ti, Rosita!— Exclamó Alicia.— Fuiste tú quien metió esas ideas locas en mi cabeza.

Rosita levantó las manos en señal de inocencia, riendo entre dientes.

—Bueno Alicia, no puedo negar que Kal es atractiva. Pero para su mala suerte, estoy con Yumiko.

—Uy si, es una pena.— Dije sarcásticamente mientras besaba la cabeza de Lisha.

—Kal siempre está hablando de ti, Alicia, no tienes de que preocuparte.— Dijo Magna con una risa.—Alicia esto, Alicia lo otro. Casi parece que no puede pasar un día sin mencionarte.

Cenizas del Mundo Muerto (Alicia Clark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora