Capítulo 13: El primer amor del príncipe
No había forma de que Isabella argumentara que la chemise de algodón también era suya, ya que pertenecía inequívocamente a una criada.
—Parece que madame Lucrecia está criando a la segunda hija del cardenal como criada.
—Ni siquiera una prima lejana o una mujer de compañía se proveería de semejantes harapos. Sólo una criada lo llevaría.
Los ojos de Isabella temblaron violentamente. Ella no podía pensar en una manera de cambiar las tornas a favor de Ariadne. El rostro de Isabella enrojeció mientras contemplaba entre huir o seguir mintiendo.
En ese momento, la reina Margarita preguntó secamente a Isabella—: ¿Esa chemise también te pertenecía?
Isabella palideció y cerró los labios. Aunque sólo tenía 17 años, era muy lista para su edad. Sabía que la mejor opción ahora mismo era echarse atrás y escapar de la situación.
Pero Lucrecia no era tan lista como su hija y siguió poniendo excusas—: Yo... ¡No he sido yo! ¡Han debido ser las criadas! Habrán robado el que yo les di y lo habrán sustituido por el suyo!La Reina soltó un gesto de desaprobación.
En el proceso de defenderse, Lucrecia acababa de afirmar que era incapaz de gestionar adecuadamente la casa.
La Reina hizo un gesto con la mano y cortó en seco a Lucrecia.
—Basta. Llévate a la niña y que se ponga un chemisa adecuada.
Una dama de compañía inclinó la cabeza ante la Reina y levantó a Ariadne.
Mientras Ariadne era escoltada fuera del salón, fingió una expresión inocente y desconcertada. Justo cuando estaba a punto de abandonar la sala, Ariadne vislumbró a Lucrecia echando humo de furia, incapaz de soportar la humillación.
La Reina condenó socialmente a Lucrecia.
—Señora de Rossi, enviaré a la segunda hija del Cardenal de vuelta a casa una vez que esté vestida adecuadamente. Puede tomar a la hija mayor del Cardenal e irse.
Así, la Reina despidió a Lucrecia. Se dirigió a Lucrecia por su nombre de soltera e insinuó que los niños pertenecían al Cardenal, no a Lucrecia. Además, rechazó a Lucrecia delante su séquito.La peor pesadilla de Lucrecia estaba sucediendo ante sus ojos.
* * *
Ariadne siguió a la dama de compañía hasta el castillo de la reina. La ruta le era familiar, ya que había vivido en el mismo castillo durante nueve años como prometida del Duque regente.
Este camino conducía a los aposentos de la Reina a través de una pequeña puerta lateral, y tenía poco o ningún tráfico peatonal. Ariadne siempre había utilizado esta ruta para escabullirse y hacer los recados de Césare. En resumen, este camino era el punto de partida de todas sus fechorías.
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En Esta Vida Yo Seré La Reina Hermana Mía
RomanceDescription: En ese día abandonado de todo, Ariadne se remonta a 14 años atrás: "¡Maldita sea! ¡Te estoy cortejando ahora! "De la medicina sola de una vida anterior con una actitud completamente diferente "No llores, Ariadne. ¿No sabes lo guapa que...