Veintidós: La Calera

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ChanYeol hizo todo un berrinche por el lugar y BaekHyun lo siguió hasta aburrirnos a todos, decidiendo entonces pedir todo para llevar y así mejor dirigirnos hacia el hotel de mi hermano para cenar allá y dejar que los solteros se divirtieran con la zona de bar que Jun había implementado.

—Buenas noches —saludé a la recepcionista, quien no tardó en sonreír como SeHun mismo se lo había indicado.

—Buenas noches, señor Kim —dijo rápidamente.

—Necesito una reunión con todo tu personal y me refiero literal a todos, incluyendo el botones, los porteros, su personal de limpieza, gerentes, y cada una de sus recepcionistas —ella asintió y comenzó a llamar a cada uno de los departamentos con basta eficiencia—. Choi se quedará a cargo, que el resto de guardaespaldas lo respalden, de paso él habla con ellos sobre la orden que tengo que dar.

—Por supuesto, señor Kim —dijo ella dirigiendo a KyungSoo y a mi al comedor central, el único espacio donde podrían caber todos cómodamente.

Una vez dentro, el amor de mi vida los observó temeroso pero ellos respondieron con amabilidad, lo cual agradecí pues logró calmar al menor.

—Señores, Señoras y Señoritas, Jóvenes... bueno, todos —solté finalmente—, quiero que miren muy bien al hombre que tengo a mi lado, su nombre es Do KyungSoo y es mi pareja.

Varios jadeos de sorpresa y felicidad se oyeron en la habitación, pero lamentablemente acompañados de unas cuantas quejas.

—Si tienen algún problema con él o nuestra relación, pueden presentar una solicitud de cambio, estoy seguro de que mi hermano los transferirá de sede para que se sientan más cómodos mientras realizan su trabajo.

Un suspiro de alivio resonó en varios lugares de la sala.

—Pero si no tienen problema alguno con nosotros, ordeno, con el permiso previo de mi hermano, que le muestren a mi pareja el mayor respeto, y estén atentos a él, ya que es un camaleón con su ropa y no quiero que lo confundan con alguien más o le impidan la entrada. Oh SeHun les enviará una imagen de mi pareja a cada uno de los trabajadores que decidan quedarse para que se mantengan atentos, porque... —comencé a caminar entre ellos de manera amenazante— si por algún motivo... le faltan el respeto...

—Quizá consigan un golpe de mi parte —dijo KyungSoo con dulzura—, pero no les van a acabar la carrera o lo que sea que mi pareja esté planeando —dijo amable—. Lo único que pido es respeto y obviamente se les otorgaré el mismo trato.

—¿Entendido? —Pregunté para terminar. Todos asintieron.

—Bienvenido, Joven Do —pronunciaron las recepcionistas al unísono.

—Muchas gracias —respondió mi amor inclinándose con respeto.

—Ahora sí, pueden retirarse; gracias por su tiempo.

Varios fueron conversando con una sonrisa en el rostro, otros comenzaban a prepararse para escribir su carta, ya sea de traslado o renuncia.

—¿Tenías que asustarlos así? —se quejó KyungSoo— Ahora no me dejarán escapar cuando lo necesite —renegó cruzando los brazos.

—¿Y por qué tendrías que escapar? —Exigí con las manos a la cintura.

—A veces te comportas como un idiota y necesito tomarme un momento para pensar —aclaró encogiéndose de hombros.

—Tiene sentido. ¿Qué te parece si en la casa que compremos dejamos despachos o habitaciones extra para que puedas tener todo el tiempo que necesites —sugerí—, incluso pondríamos una máquina de Karaoke para que te diviertas con tus amigos.

Entre sombras [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora