Veintitrés: No puedo más, lo siento

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Aquella mañana me levanté con todo el ánimo del mundo. KyungSoo quería matarme por no dejarlo dormir de largo hasta su clase de las once, pero yo necesitaba que él estuviera despierto y alerta para que opinara sobre los planos de nuestra casa.

—¡¿Qué?! —Exclamó buscando sus lentes en la mesa de noche antes de finalmente enfocarse en mi— ¿De que rayos estás hablando?

—De nuestra casa, la que venimos discutiendo hace días —le recordé.

—JongIn, era solo un juego; sueños para un futuro lejano cuando yo tuviera dinero por la exitosa carrera que planeo construir, ¡no para hoy a las ocho de la maldita mañana! —gruñó asustándome.

¿Me había adelantado de nuevo? ¿Había ignorado sus deseos otra ves? ¿Estaba siendo un idiota engreído que no tomaba en cuenta lo que él quería? Era cierto que el más emocionado en tener una casa juntos era yo, pero él me había seguido la corriente con respecto a lo que quería... ¿Lo había malinterpretado de nuevo? Seguro que sí, había sido un imbécil otra vez.

—Lo siento, me adelanté, tienes razón —dije buscando mi celular para poder llamar a cancelar la cita.

—JongIn...

—Vuelve a dormir, lamento haberte despertado —solté retrocediendo hasta salir de la habitación.

Nunca había sido un hombre sumiso. Frío, impulsivo, egoísta, un idiota de los grandes, sí, siempre, pero jamás sumiso, siempre era yo quien comandaba todo a mi al rededor, tanto en mi marca como en mi vida; sin embargo, tras perder a KyungSoo, me juré cambiar y hacer todo lo que pudiera para mantenerlo feliz y a mi lado, más nunca creí que tendría que convertirme en una alfombra para complacerlo.

KyungSoo era un hombre naturalmente dominante, un líder nato; ¿así es como se había sentido cuando lo obligaba a seguirme y hacer lo que yo tenía planeado?

Me sentía enloquecer. ¿Acaso el amor significaba olvidarse de uno mismo para complacer al otro? ¿O todo lo contrario? ¿Por eso KyungSoo me había dejado la primera ves? ¿Para protegerse de mí? ¿Podría yo hacer lo mismo?

A mi edad era normal querer establecerse. Mi marca estaba más que consolidada, mi familia y yo habíamos ya resuelto todos nuestros problemas; no tenía asuntos pendientes o sueños por lograr, no era como él, no tenía su juventud y obviamente no podía obligarlo a establecerse conmigo, pero yo tampoco podía dejar todos mis años vividos para regresar y sobrevivir el día a día como él.

—¡JONGIN!

Oí el fuerte grito y me encontré a KyungSoo mirándome fijamente con los ojos humedecidos pero con sus lágrimas negándose a caer.

—¿Acaso estás considerando romper conmigo? —Preguntó con las manos hechas puños— ¡¿Y todo por una maldita casa?!

—¿Por qué me dejaste la primera ves?— Cuestioné honestamente, mirándolo fijo, queriendo leer todo lo que pudiera en él.

—Porque no me veías —respondió sin dudar—; era invisible para ti excepto cuando vestía como a ti te gustaba. Era un simple muñeco.

—¿Aún piensas eso?

—No, sé que no, me lo has demostrado.

—¿Por qué crees que quiero dejarte ahora entonces? —Indagué con la voz quebrada por las lágrimas que yo sí estaba soltando.

—Porque quieres más de mí de lo que yo puedo dar —soltó bajando la cabeza y finalmente dejando su llanto correr.

—Yo no quiero nada de ti, mi vida —declaré acercándome a abrazarlo—, soy yo quien quiere darte el mundo porque te lo mereces.

Entre sombras [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora