twenty six

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5 de julio, 2019.



— ¡¿Qué te pasa, imbécil?! —la voz de Emma fue lo primero que oí cuando recuperé la conciencia. No estaba seguro de cuánto tiempo había estado desmayado. Definitivamente no me esperaba ese golpe.

Joder. Como me ardía la cara.

Unos brazos me sostenían. Levanté mi cabeza y pude ver a Calum, bastante molesto.

—Ashton, saca a este tío de aquí antes de que le parta la cara. —espetó.

—Joder, Spencer ¡¿Cómo se te ha ocurrido hacer esta mierda?! —gritó Ashton. — Vamos, iré por mi auto.

El ruloso desapareció de mi vista y pude ver a Emma, muy cerca de mí, intentando descifrar como estaba.

—¡Mira cómo has dejado a Luke! —gritó molesta. —¿Se puede saber a qué ha ido eso? —añadió. — ¿Sabes qué? No me importa. Vámonos Calum.

Sentí como me alzaban y salíamos del antro. Escuchaba a Emma hablar con su amiga, sonaba bastante molesta. No pude evitar soltar una risa cuando a lo lejos vi a Spencer discutir con su acompañante.

Imbécil.

Calum me dejó en la acera y pude notar como tomaba mis mejillas entre sus manos para mirarme con atención.

—Has quedado horrible. —se burló. —¿Puedes hablar?

Asentí con la cabeza.

—¿Cómo te sientes? Tienes la cara hecha un lío. Liz me matará. —se lamentó. Me temía más lo que podría pasarme a mi si me viese mi madre.

—Me arde la cara. —admití.

—¿Quieres que vayamos al hospital?

Negué.

—Se irá a mi casa. —se metió la castaña. Me encogí de hombros.

No me molestaba la idea. Calum le dio una mirada a Emma y luego me repasó nuevamente.

—Sabes que también puedes irte a mi casa. —indicó.

—Fue por mí culpa que terminó así. Se lo debo.

Calum me miró nuevamente.

Me limité a asentir con la cabeza.

—Está bien. —suspiró.

Sentí como Cal sacó mi móvil de mi chaqueta.

—Le escribí a tu madre que te quedarás en mi casa.

Joder, ya tenía casi 30 años y sigo avisándole a mi madre que me quedaré donde un amigo. Maldita falta de independencia.

Ashton llegó a los minutos y Calum me cargó al auto. Sentí mi cuerpo pesado y mi cara arder, nuevamente. Estoy seguro de que mañana se dejará ver un tono violáceo en mi pómulo. Ya en el auto, me recostaron sobre las piernas de Nicole, Cal y Emma, en el asiento trasero. Ashton seguía despotricando y podía ver a Kay asomarse desde el asiento delantero, con cara preocupada.

Unas caricias en mi brazo tensaron mis músculos. Emma trazaba círculos con sus dedos en mi brazo con la vista fija en el camino. Mi dolor físico no se comparaba con el dolor emocional que sentía ella en este momento. Su cara apenada marcaba con firmeza sus ojos cansados y aún tenía esa expresión de espanto de cuando el primer golpe nos separó.

kindergarten | luke hemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora