three

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19 de abril, 2019.


Intenté estirar la parte inferior del disfraz, pero era imposible, me quedaba realmente pequeño. Por suerte la tela me cubría los brazos, aún así me veía ridículo, ya que la parte de las piernas del traje me tapaba sólo hasta centímetros bajo la rodilla. Las manos me dolían de tanto apretarlas por la rabia, Jack era un desgraciado,  aún no entendía como me convencí a mi mismo de venir hasta acá y ponerme este estúpido traje de jirafa.

Unos golpes en la puerta del pequeño baño me hicieron volver a la realidad, una voz me comunicó que salíamos a escena en cinco minutos. Mi rabia creció al mil. Estaba enojado, enojado con Jack por obligarme a hacer esta mierda, con Celeste por ilusionar a Finn de que yo vendría, con mamá por amenazarme con echarme de casa si no lo hacía y con la castaña de la semana pasada, que me había arrastrado a este infierno.

Salí del estúpido baño y me encontré con algunos otros animales, decidí no saludar a nadie, incluso al elefante que me miraba con compasión. Me senté en un rincón esperando a que llegara el momento. Haría esta mierda rápido y me iría.

Minutos después entran algunas maestras, entre ellas, la castaña y nos dan indicaciones varias. Estaba tan concentrado en mirar con odio a la culpable de todo esto que no escuché ni mierda. Me puse de pie cuando noté que el resto del zoológico comenzaba a salir del pequeño y horrible salón. Tomé mi cabeza de jirafa y me dirigí a la salida pero la castaña me detuvo. La maldita me miraba burlona.

—Tú eres el chico de la otra vez, él que llegó dos horas tarde. — afirmó. Rodé mis ojos y traté de liberarme de su agarre para huir de ese lugar. Ella trato de aguantarse la risa. — Me alegro que hayas venido, Finn deseaba que vinieran sus padres, sin duda estará feliz de verte.

La miré incrédulo.

—Después de que armaste toda esa mierda de que supuestamente te traté mal ¿Tienes cara como para hacerte la amable? — gruñí.

—Lo único que yo hice fue sancionarte por un error que cometiste, todo acto tiene su consecuencia y esta es tu forma de enmendar tu situación. No es mi culpa que seas un inconsecuente e irresponsable. — espetó.

Me solté de su agarre y salí del salón rápido. ¿Qué se creía esta? Me parecía insólita esta situación, que por hacerle un favor a mi hermano, haya terminado acá. Me dirigí al pequeño patio del jardín infantil en busca del resto del zoológico, llegué rápidamente y por suerte aún no salían a escena. El león me regañó y me comunicó que habían estado esperándome, me mantuve en silencio esperando que esta mierda terminara pronto.

Pasados dos minutos, me puse la cabeza de jirafa. El olor que emanaba de esa cabeza era asqueroso y repugnante, intenté no respirar tanto, aunque fue difícil porque ya me faltaba aire, sin esperar más salimos a escena. Los horribles niños gritaban eufóricos, rápidamente localice la cabecita rubia de mi sobrino y lo saludé enérgico con la sonrisa más falsa que he puesto en mi vida.  Lo vi reír y gritar emocionado mientras me devolvía el saludo felizmente. Una vez nos ordenamos con el resto de los padres, comenzó a sonar una música infantil espantosa en donde unos tintineos y una voz de vieja presentaban a los animales de un zoológico.

El señor león hizo un pequeño baile cuando lo presentaron, el mono hizo un gesto como el animal y la oveja imitó el ruido que hacían estas. Dejé de prestarle atención a mis compañeros cuando visualice a la castaña, quien parecía estar disfrutando mi sufrimiento, aplaudía al ritmo de la música e intentaba tragarse la risa que tenía acumulada.

Cuando la horrible canción presentó a la jirafa, me limité a mirar a Finn y lo saludé débilmente, a pesar de mi nula emoción , el parecía bastante feliz. Lo escuché presumir con sus compañeros que yo era su tío. Ese enano me alegraba aunque estuviera en el peor infierno. La canción terminó con el oso. Los niños gritaban eufóricos y felices. Crucé miradas con la castaña y rodé los ojos instintivamente, y a pesar de la rabia, un sentimiento de alivio recorrió todo mi cuerpo.

Me había librado de esta mierda.

kindergarten | luke hemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora