sixteen

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13 de junio, 2019.


Mi sueño se vio interrumpido debido al horrible sonido de mi móvil. Ignore la llamada entrante y esperé a que esta se detuviera para continuar durmiendo. Bufé al sentir que el télefono volvía a sonar y contesté a duras penas.

— ¿Qué mierda quieres? — solté somnoliento.

— ¡Luke Robert! ¿Esas son maneras de hablar con tu madre? — bufé al sentir la voz de mamá gritar a través de la línea.

—Perdón, perdón... ¿Qué pasó? — me recosté en la cama y sentí como mis ojos comenzaban a cerrarse nuevamente.

—Necesito que vayas por Finn, hoy me toca cuidarlo pero estoy algo ocupada, no llegaré a tiempo. — me ordenó.

—No puedo, estoy ocupado. — solté en un bostezo.

—Levanta ese perezoso trasero de la cama u hoy mismo empacas tus cosas y te vas. — amenazó. — Son las doce de la tarde, basta de dormir. Debes pasar por Finn a las una y quince, te quiero. — colgó.

Dejé mi móvil bajo la almohada y cerré mis ojos nuevamente. La luz que se filtraba por mis cortinas me despertó, tomé mi teléfono y en cuanto miré la hora corrí fuera de la cama. Me puse mi pantalón rápidamente, tomé mis llaves y comencé a manejar en dirección al jardín infantil.

Al llegar al lugar, me alegre bastante de ver a uno que otro padre y madre con su hijo, no había llegado tan tarde como la última vez. Me moví hacia la entrada del jardín, me indicaron que Finn probablemente estaba en el patio trasero. Me dirigí hacia el lugar e inmediatamente divise la cabecera rubia de mi sobrino, quien estaba acompañado con nadie más ni nadie menos que Emma.

—Ya decía yo que algo sucedía... pero solamente era el tío Luke y su impuntualidad. — dijo divertida Emma a Finn. Este río sin entender mucho las palabras que su maestra decía. Le sonreí incrédulo.

—Muy graciosa. Espero esta vez no me sueltes una notificación.—entrecerré mis ojos en su dirección. Emma soltó una carcajada negando. Saludé a Finn con un choque de puños, tomé su pequeña mochila y la puse en mi hombro. — ¿Todo bien, enano?

El pequeño rubio asintió en mi dirección.

—Síp, hoy he jugado mucho con mis amigos y aprendimos a dibujar un efelante. — su pequeño error en las palabras me hizo soltar una fuerte carcajada. Emma se puso a su altura y río.

—Elefante, cariño. Ele... fante. Dilo conmigo. — lo animó.

—Ele... fante. —habló lento el pequeño rubio. — ¡Elefante!

—Bien, cariño. Muy bien, mañana tendrás tu premio. — Finn elevó sus brazos y saltó donde la castaña en busca de un abrazo.

—Muy bien enano, has aprendido mucho por hoy, es hora de ir a casa. — Emma me golpeó en el brazo, mientras me regañaba en susurros. — Nos vemos el sábado ¿No?

Emma afirmo y asintió. Me envolvió con sus brazos dándome un pequeño abrazo. Tomé la manito de Finn y lo dirigí a la salida. Algo me hizo detenerme y me voltee buscando a la castaña con la mirada.

— ¿Tienes como ir a casa? — pregunté. La castaña me miró incrédula.

—Obviamente, un taxi. — dijo divertida.

—Vamos, yo te llevo. Te esperamos a fuera.

Sin esperar respuesta dirigí a Finn a la salida. Lo posicione en el asiento trasero y le puse el cinturón de seguridad. Le di algunas golosinas que tenía en la guantera, Finn las comió alegremente mientras me contaba su día. La castaña llegó diez minutos después y cargaba cientos de papeles. Abrí la cajuela y lanzó todas sus pertenencias. La castaña me indicó su dirección, la cual recordaba vagamente luego de la última vez que estuve allí. Por suerte quedaba cerca de casa. Subí al auto y comencé a manejar.

— ¿Iremos a pasear con la miss Emma? — preguntó Finn desde el asiento trasero.

—No enano, la llevaremos a su casa. — expliqué lanzándole una mirada a la castaña.

— ¿Por qué? — cuestionó. Bufé intentando no alterarme ante su nueva pregunta, le lancé una mirada a la castaña en busca de ayuda.

—Por qué eso es lo que hacen los amigos. — dijo Emma.

— ¿Tío Luke es su amigo? — Emma se volteó y asintió en dirección al pequeño quien comenzó a jugar con las correas del cinturón.

— ¿Has invitado a Calum a la fiesta del sábado? — cuestionó.

—Pensé que estabas centrada en Spencer. — dije burlón.

—Imbécil. — soltó en susurro. — Nicole quiere verlo.

—Si le he dicho, también invité a Michael. — informé.

—El teñido. — afirmó. Me limité a asentir, intentando mantener la vista en la calle. — Deben llevar traje de baño. — informó.

—Genial, una pool party es lo único que puede animarme. — solté sin pensar.

— ¿Así que hay algo que te tiene sin ánimo? — fulminé a la castaña con la mirada pero esta rápidamente alzó su meñique en mi dirección. — Lo juraste.

Bufé.

—Debo encontrar trabajo. — solté sin más.

Comencé a divisar el apartamente de Emma desde la lejanía. La castaña inclinó su cabeza mirando a la nada, sumida en sus pensamientos.

— ¿Buscas algo en específico? — cuestionó.

—De momento, no. La verdad es que es un mal momento para buscar empleo, ya es mitad de semestre y la mayoría de trabajos relacionados a la música se coparon a inicios de este. — solté rendido.

—En el jardín necesitamos un profesor de música. — soltó rápidamente. Negué rápida y efusivamente.

—Odio a los niños. — admití sincero.

—Sólo tendrás que enseñarles canciones y cantar con ellos, nosotras estaremos ayudándote siempre. — explicó.

Me estacione frente a su edificio, le informé a Finn que bajaría con Emma para sacar sus pertenencias de la cajuela y salí del vehículo.

Emma sacó sus cosas en silencio mientras me analizaba con la mirada. Me sentía realmente jodido, seis años de Universidad y doctorado rebajados al único empleo disponible que pude encontrar en una semana, un puto jardín infantil. Sentía que no podía caer más abajo de lo que ya estaba.

Cerré la cajuela a penas noté que la castaña sostenía todas sus cosas. La miré fijamente por unos segundos, su pelo castaño y liso caía por sus hombros, sus labios estaban adornados por un pequeño brillo labial y sus ojos, los cuales me analizaban duramente, estaban rodeados por mascara de pestañas. Abrí mi boca algo hipnotizado con la imagen que tenía frente a mi.

—Pensaré lo del empleo, te daré una respuesta el sábado. — solté.

—Me alegro mucho, en serio será bueno tenerte como colega. — dijo divertida.



¿Qué opinan?

Yo sólo opino que amo a Finn y mamá Hemmings. 

kindergarten | luke hemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora