Gustavo terminó de acomodar la última silla dentro de su apartamento.
Finalmente había vuelto, después de una corta e improvisada gira por Buenos Aires y alrededores.
El drama que le había hecho Ricardo horas atrás tenía sentido. Era cierto que no le pagaba el alquiler hace tres meses, pero tenía sus motivos:
Su principal entrada de dinero provenía de su banda. Ésta se llamaba "Soda Stereo" y estaba conformada por él, que era el cantante y guitarra principal. Zeta, en el bajo y Charly en la batería.
Pero a la vez, impuesto por sus padres, se encontraba estudiando publicidad en la Universidad del Salvador, una carrera que su madre y su padre pagaban y lo obligaban a cursar.
Lo "obligaban" porque para el, su vida era la música, y si pudiera elegir se dedicaría a su banda de lleno. Pero sus padres insistían en lo importante que era para ellos que su hijo tenga un título universitario para sobrevivir en ésta loca vida.
Estudiar y mantener la banda era agotador, pero hacia lo mejor que podía para mantener a sus padres felices y poder seguir dedicándose a la música.
Entonces, habían meses en los que estaba bien económicamente porque había buena entrada de dinero gracias a la banda, y meses en los que tenía que pedirle una ayudita a su madre. Este mes parecía haberse salvado (claro, después de tres meses de orgullo y no pagar la renta).
• • •Una tarde soleada de octubre, Gustavo se levantó muy a duras penas de su reconfortante siesta.
Había llegado de la universidad matado, y lo primero que hizo después de comerse un gran sanguche de jamón queso y tomate, fue irse a la cama.
Refregó sus ojos, y se asomó en el pequeño balcón apoyando sus codos en el barandal y bostezando. Aquel mismo día cerca de las seis tenían ensayo con la banda en el estudio. Pronto grabarían un disco y tenían que meterle si querían lograrlo en tiempo y forma.
Escuchó una voz muy bajita, casi susurrando por encima de su cabeza, y alzó la mirada para ver de dónde provenía.
Divisió un pie descalzo balancearse en el aire, desde el piso que quedaba justo encima al suyo, al ritmo de una bella poesía que una dulce voz recitaba.
–... Te busca, te buscaba te busco antes. Siempre, desde la misma noche en que fui concebida...
Intentó asomarse un poco más en el pequeño balcón que rodeaba la ventana, y la vió.
Aquella joven que lo había estado pispeando el día en que Ricardo por poco lo desaloja de su departamento.
Su pie se balanceaba sin cesar, y parecía no haber notado su intromisión. Ahora los papeles habían cambiado, el la observaba a ella. Aquel libro ocultaba su rostro, pero veía algunos mechones de su rubio cabello moverse con la suave brisa de la tarde porteña.
Sonrió y encendió un cigarro escuchándola proseguir.
– ... Todo estaba marcado, todo iba encaminado, ciego, rendido... Hacia el lugar donde ibas a pasar para que lo encontraras... – paró y miro hacia el horizonte pensativa. – En remolinos. – murmuró como para si, sin leer el libro, bajándolo sobre su falda.
– ¿Alejandra Pizarnik? – se atrevió a preguntar Gustavo, interrumpiéndola.
Llamando su atención, rápidamente ella se asomó por su respectivo balcón, algo sorprendida.
ESTÁS LEYENDO
En remolinos | Gustavo Cerati
FanficLuz es la nueva vecina de Gustavo. Sus vidas, casi por casualidad se cruzan en remolinos.