El primer pensamiento que tuvo al despertar fue la ubicación del mismo libro de ayer, Brynhild despertó temprano como siempre y se aseó para salir a cumplir sus labores: correr las cortinas, sacudir el polvo de los pasillos y luego ir a la cocina a recibir más órdenes de la señora Visser, pero en su mente solo estaba el deseo de que el día corriera lo más rápido posible.
Mientras ataba las cintas de las cortinas en las esquinas, Brynhild logró ver a alguien en los patios de los jinetes. Reiner iba alrededor de la arena con un ritmo rápido pero sin llegar a correr del todo, mirando al suelo, desde ahí se podía notar que jadeaba por el esfuerzo.
Esta vez llevaba una camisa sin mangas en vez de un suéter, dejando ver una mancha de sudor en su espalda y la musculatura de sus brazos. Viéndolo de esa forma Brynhild pudo darse cuenta de que era realmente fuerte.
-Brynhild -escuchó la voz de una de sus compañeras-. Apenas termines ve al despacho de la señora Visser.
-¡De acuerdo! -dijo desde ahí.
Se colocó de puntitas para abrir la ventana más alta y sacudir con el plumero, pero al estar tan arriba buscó una silla de allí mismo y se subió, sintió el sol cálido golpearle en el rostro y limpió el polvo de los cristales superiores pero de vez en cuando levantaba la mirada hacia el patio.
Reiner había dejado de correr y se había agachado con las manos en las rodillas, a pesar de la distancia ella podía algunos detalles generales de su rostro y parecía frustrado, se irguió colocando las manos en su cintura y miró al cielo por un momento largo, respirando exhausto.
Él se levantó viendo al cielo y con los hombros caídos, y desde ahí Brynhild se quedó observando, sus facciones se marcaban más, como la línea de su mandíbula y la curva de su cuello hasta sus hombros, él se limpió los ojos de pronto, como si tuviera sudor o lágrimas.
Brynhild pensó que un hombre como él podía ser rudo y con carácter fuerte, y sin embargo Reiner no era nada de eso, al menos por lo que ella había notado. Su forma de ser parecía no encajar con su físico, era como la historia del león miedoso que le contaba su padre, recordó Brynhild.
Aunque ella no sabía precisamente que era un león, por lo que su padre describía ella creía que era una bestia enorme y de aspecto temible, pero que en la historia le tenía miedo a todo y no conocía su verdadero poder. Así era Reiner, la primera impresión que daba era de alguien temible, pero que al hablar era inseguro de sus propias palabras y parecía que su mente estaba constantemente en otro lugar, vagando en un misterioso limbo.
«Seguramente quedó traumado por la guerra» pensó, de niña ella había visto algunos compañeros de su padre en la legión que quedaban con terribles secuelas por haber presenciado tantas muertes, su padre más de una vez despertó entre gritos, preso de horribles pesadillas.
Mientras sus pensamientos iban de aquí para allá, Brynhild continuaba sacudiendo las ventanas y cortinas, pero debido a las motas de polvo que bailaban en el aire estornudó repentinamente. La silla se tambaleó y se aferró a la pared por instinto, pero al hacer ese movimiento el plumero se le resbaló cayendo por la ventana sin darle posibilidad de agarrarlo.
-Carajo... -murmuró para sí misma, asomándose con cuidado
De pronto la calidez en sus mejillas se acrecentó y no precisamente por el sol cuando cayó en cuenta de que Reiner la observaba desde su posición. Brynhild no sabía a partir de qué momento estaba viéndola pero se bajó rápidamente de la silla para evitar seguir haciendo el ridículo.
Bajo con prisa las escaleras yendo a buscar el plumero antes de que alguien más lo encontrara, pero antes de llegar a la salida, escuchó la voz de la señora Visser llamarla desde el piso superior.
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Golden Pain | Reiner Braun.
FanfictionDespués de cuatro años, todos intentan olvidar el horror que causó el Retumbar y rehacer sus vidas de nuevo, Brynhild Hoffmann es una joven de Paradis que lidia con una hermana conflictiva a la par que cuida de una pequeña niña y trabaja para ayudar...