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-¿Cómo es que ya conocías a Armin Arlert?

Estaban la lavandería, Orla estaba terminando de colgar la ropa limpia en los tendederos mientras ella seguía restregando. Usualmente la señora Brossard solo se encargaba de cosas en la cocina, pero se había ofrecido a ayudarla y se habían dividido el trabajo, solo faltaba una cesta más para terminar.

Desde lo que había pasado con Reiner, Orla estaba más atenta con ella ofreciéndole uno que otro cuidado, por eso Brynhild se sentía culpable por haberle mentido. Ya le había dicho la verdad, que Cylene en realidad se llamaba Josephine y que era en realidad su hermana, que nunca había tenido esposo y que Antje no era su hija sino hija de su hermana con un ex integrante del cuerpo de exploración.

Quizá su sinceridad fue demasiada.

La señora Orla le advirtió que era mejor mantener a Josephine fuera de todo. Brynhild no entendía cuál era el misterio que envolvía a su hermana, y estaba decidida a averiguarlo la próxima vez que la viera.

-Viví en Shiganshina cuando era niña, antes de que fuera destruido, yo fuí sobreviviente del primer ataque... -dijo Brynhild-. Digamos que conocí de cerca a Armin Arlert... También a Eren y a Mikasa Ackerman...

Aunque muchas de sus compañeras le hicieron preguntas en su llegada, sus respuestas siempre fueron vagas «soy del sur» «sí tengo familia» y «no tengo marido» las sirvientas se cansaron rápido de su silencio y optaron por verla más como un objeto que les facilitaba el trabajo que como una persona con la que podían tener camaradería, y a ella eso no le importaba.

Orla se estaba acercando más a ella, como una amiga sincera, aunque todo después que casi la ahorcaran en la biblioteca.

-¿De verdad lo conociste? -preguntó Orla.

-Si, bueno, cuando éramos niños... -dijo pensativa-. La última vez que los alcancé a ver fue cuando nos separaron por grupo en Trost para dividir las raciones de alimentos.

«poco después de que Reiner me diera su pan» pensó, pero se guardó aquella frase para sí misma, aquel era su recuerdo quebrado, y si antes lo había atesorado y no le gustaba mencionarlo a la ligera, ahora le dolía como para mencionarlo a la ligera.

-Vaya... ¿Y ellos... eran unidos?... Porque ya sabes, fue Armin Arlert quién... -dijo Orla como si aquello fuera un secreto, como si la humanidad entera no supiera que fue Armin quien acabó con el titán fundador de Jaeger.

-Sí lo eran -recordó Brynhild-. Siempre lo fueron...

Para ella era muy triste pensar que para salvar al mundo Armin tuvo que asesinar a su mejor amigo, prácticamente su familia, pero no había alternativa, nunca la hubo.

«Para nadie hubo alternativas... » reflexionó, pensando en más en Reiner que en los otros. Porque todavía recordaba sus palabras.

-¿Crees que Eren Jaeger hubiera vuelto a ser una persona normal? -le preguntó Orla-. Yo no lo creo, se convirtió en un monstruo, dicen que era algo horrible, enorme, de huesos y humo, con un sonido espantoso... Parecido al sonido de un cuchillo raspando una cacerola.

-No lo sé... -dijo Brynhild unicamente, para ella era extraño y a la vez curioso hablar sobre el retumbar con otra persona, significaba conocer otra perspectiva de aquel horrible momento, porque era como un tema prohibido, un trauma muy reciente como para recordarlo muchas veces-. Todo era tan extraño...

Ella solo había escuchado lo que decían otros, los rumores que afirmaban era un esqueleto gigante que se arrastraba con las costillas. Los colosales sí llegó a verlos, más veces de las que quiso realmente, y eran aterradores.

Golden Pain | Reiner Braun.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora