Capítulo 30

34 3 0
                                    

Los parloteos de las personas llenan el restaurante, los platos ya están casi vacillos, pero el grupo de amigos de Leon y Isaac no parece tener ninguna intención de querer irse.

Le sonrío a Alina, preguntándole con la mirada si se siente incómoda de algún modo, si quiere irse o algo. Ella me sonríe y niega con la cabeza, ha empezado a platicar con el chico que estaba con Leon en la cocina ese día, y aunque no se ve como que fuera una plática que trae implícito coqueteo se ve que ambos han logrado congeniar amigablemente.

Lo cual me alegra mucho, a pesar de su personalidad Alina tiene bastantes amigos en la escuela, pero no son la mejor influencia, de hecho, al crecer en un hogar donde siempre se le complacía todo ella logró sé alguien que complace también, ella sigue a las masas lo cual la ha llevado a muchas situaciones malas, llenas de manipulaciones y mentiras.

A pesar de que no conozco de nada al chico más que su lengua estaba casi que en la garganta de mi primo no parece mal chico.

—¿Quieres ordenar otra bebida?—mi rostro se mueve hacia el chico castaño con bonita sonrisa.

Isaac ha tratado con todas sus fuerzas de no demostrar más cariño del que puede públicamente. Lisa, del otro lado de la mesa nos ha estado mandando miradas de curiosidad, pero porque Federico la ha tomado como punto de conversación no ha podido decir nada.

Otra razon por al cual necesito decirles a mis padres, asi poder hablarlo con Lisa y Lila. Que, por alguna razon, me da miedo más que mi madre.

—Estoy bien, no te preocupes.—le digo sonriéndole. Mostrándole mi vaso casi lleno.

—¡Milo! Nos contaron que te vieron con una rubia hace un par de noches.—paro oreja a la mención del nombre de mi hermano.

No logré ver quien de los chicos hizo el comentario.

Noto como mis primas también paran sus conversaciones para mirarlo. Milo sonríe de lado, tratando de no mostrar nada, a pesar de que su mandíbula está claramente tensa.

—¿Rubia?—pregunta indiferente, volteo a ver a Isaac tratando de ver si él sabe algo, él solo se encoge de hombros, sin saber nada.

Miro a Fede, pero es la mirada asesina de Lisa la que me desconcierta.

Miro a mi hermano, que tiene los ojos fijos en el chico que ha hecho el comentario.

—Me dijeron que...—el pelinegro nota lo tenso del ambiente, mira a todos en la mesa que se han quedado callados y se ríe nervioso.—Creo que fue otro chico al que vieron, habrá sido ¿Isaac?— el chico claramente estaba tratando de quitarle la atención de Milo, pero aun así no pude evitar girar mi cuello hacia el chico a mi lado.

Él, rápidamente me voltea a ver y mueve la cabeza de un lado a otro, miedoso.

Mi risa es la que desconcierta a todos, Milo me sigue el juego y todos se tiende también.

—¡Yo invito la siguiente ronda!—grita el mismo chico pelinegro, levantándose, llamando a los meseros. Todos lo alientas y el ambiente cambia de nuevo.

—¿Rubia?—le pregunto bajito a Isaac, el chico se acerca más a mí.

—No tengo ni idea, Milo ha estado misterioso estos últimos días. Espera.—Isaac se separa un poco de mí. Se escucha un golpe y Leon, que está sentado frente a Isaac se queja.

Mira a todos y cuando nota la sonrisa de Isaac achica los ojos.

—Lo siento.—susurra y Leon le sonríe de regreso. Isaac mueve sus manos para que Leon se acerque un poco y eso hace.

Si ellos supieranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora