Capítulo 24

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Nunca hubo nadie antes

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Nunca hubo nadie antes.

Bueno, no como ella al menos.

Las pocas chicas en las que tuve algo realmente serio, no llegaron a más como para conocer a sus familiares.

Nunca tuve que pasar por esos nervios.

Pero es diferente con esta familia.

Por que aunque no estemos relacionados de sangre ellos son eso: mi familia.

Los padres de Lisa, Lila y León conocieron a los Ricci mucho antes de que ellos nacieran. Eran amigos que viajaban juntos, que disfrutaban el tiempo y que planearon un futuro juntos también, siendo una familia.

Mi familia no apareció hasta que mis padres llegaron a Italia luego de trabajar muchos años en Estados Unidos por mi madre. Fue cuando la madre de los Zelo les presentó a los Ricci que poco a poco nuestras familias han crecido juntas.

Mia, Lila y Lisa siempre jugaban a las muñecas, princesas y hermanas y León, Milo y yo jugábamos football, videojuegos y como no, éramos príncipes cuando las chicas nos atrapaban.

Pasamos mucho tiempo juntos, nos conocemos mejor que nadie.

Pero, cuando crecimos mi amor por Mia me separó de ellos, yo hui de ella.

Así que, sabiendo que Milo sabe mi comportamiento que tuve esos años en Estados Unidos, sé que saber que estoy así, con su hermanita, no es lo que realmente esperaba o quiere.

Así que ahora estoy aquí, frente a la intimidante puerta de Milo, aun goteando un poco por mi ropa toda mojada, sin respirar.

Pensando en cómo le explicaré a él, todo lo que he estado sintiendo por Mia durante los últimos 9 años.

Mi cuerpo está tenso y por alguna estúpida razón no puedo hacer que se mueva.

Levanto mi mano para tocar la puerta, ya que entrar como normalmente acostumbro a hacer no parece ser lo correcto en este momento, pero cuando mis nudillos están a punto de hacerlo, la puerta delante de mí se abre bruscamente.

El cuerpo de Milo es lo que veo.

Está tan furioso que puedo ver las venas en sus brazos y su respiración acelerada.

El se sorprende un poco al verme ahí, débil y mojado ante él, logrando que se aparte un poco.

Pero la confusión en su rostro cambia a molestia tan rápido que me hace retener el aire.

Una risa de total burla aparece en su rostro y yo me tenso más.

—¿Qué demonios estas haciendo aquí? ¿Ya te aburriste de lo que sea que estabas haciendo con mi hermana allá abajo?—mis ojos buscan los suyos y, para su sorpresa, hay enojo en mi mirada.

Milo se ríe después de un rato.

Pasa su mano por su cabello haciendo que la llave de su auto tintinee por el movimiento.

Si ellos supieranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora