Miro mi celular una vez más, esperando un mensaje que parece que no llegará.
Algo pasó ayer, Mia no ha vuelto a contestar mis mensajes y cuando lo hace son bastante cortos.
Le mandé un mensaje que estaría en el hospital por la tarde pero ni siquiera le ha llegado, como si celular estuviera apagado
Apago el auto luego de parquearlo frente a casa y suspiro.
Miro mis contactos y por algún motivo el que sobresale es el de Milo.
Recibí una llamada de el esta mañana, pero como estaba en clase no lo escuché, traté de llamarlo luego pero no pude contactarlo por mucho que lo intenté.
Me recuesto en el asiento y cierro mis ojos, tratado de borrar todos los malos pensamientos y poder encontrar una solución a todo este desastre.
Salgo del auto y lo rodeo para entrar a casa.
Cuando ya estoy cerca de la entrada me quedo quieto al ver un cuerpo sentado y dormido frente a la puerta.
Me toma unos segundos reconocerla y mi ceño se frunce al no entender el porque ella esta aquí, así.
—¿Innoa?—digo pero aún estoy lo suficientemente lejos de la puerta como para que mi susurro de confusión lo escuchara.
Miro a mi alrededor y me doy cuenta que mi auto es el único que está parqueado, ni mis padres ni mis hermanas están en casa. Noto que ni siquiera está el auto de Innoa, lo que significa que o se vino caminando de la universidad o que alguien vino a dejarla.
Mi ceño se frunce aún más sin entender porque esta afuera.
Me acerco a ella y cuando estoy a tan solo unos pasos me paralizo un poco.
No hemos hablado desde el día en que ayer, cuando fingí que era Ivy y la saqué de mi cuarto.
Bueno, no fue una platica necesariamente.
Pero aun así, una presión aparece en mi pecho, tristeza y nerviosismo por no saber como hablar con mi hermana.
Más sabiendo que puede no estar pasando un buen momento y que necesita desahogarse con alguien, y, por un segundo yo pude serlo antes que mi pánico me hiciera alejarla.
Me agacho para estar a su altura, levanto mi mano y dudo antes de ponerla sobre su hombro de la manera más delicada que puedo.
Puedo que no lo haya hecho porque mi hermana se sobresalta, levanta sus manos a modo de defensa y mira de un lado al otro asustada hasta que nota que soy yo.
Innoa suspira un poco molesta por el susto. Me paro y me alejo un poco, sin saber bien que decirle.
—Afín llegas.—dice levantándose, toma su bolsa llena de libros, pinceles y algunas pinturas y toca su amarado cabello algo desordenado.
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Si ellos supieran
Roman pour AdolescentsAlgunas personas tienen suerte en encontrar al amor de su vida desde muy pequeños, yo fui una de esas suertudas. Aunque no todo fue sencillo, nada sencillo de hecho. Fue un desastre, un completo desastre. Si ellos supieran... ...