La música, las bebidas, mis primas, mi primos, Isaac, todo delante de mí, por todos lados y en ninguno.
Mis piernas se mueven, de arriba a bajo, mis ojos cerrados y mis manos en el aire. Una sonrisa grande y mis oídos a punto de estallar.
No sé cuantas horas han pasado pero definitivamente no quiero que termine nunca.
Mis ojos se abren y no puedo estar más feliz con lo que tengo delante, Lila e Ivy bailan juntas, moviendo las caderas como solo ella pueden hacerlo.
Milo tiene a Lisa agarrada de la cadera, la pequeña lo abraza mientras bailan juntos, ninguno consciente de lo que realmente está pasando. La camisa de mi hermano ha desaparecido hace unas horas y a nadie le importa saber realmente dónde se encuentra.
León baila con una desconocida de manera nada santa. Su cara está escondida en su cuello mientras la chica cierra los ojos. Sus caderas están pegadas y estoy segura de que en un par de minutos se perderán juntos.
Inoa se nos acercó a saludar en algún momento de la noche, parecía realmente ebria ya que nos regaló una enorme sonrisa.
Y luego está Isaac.
Mi bello Isaac.
Su camisa de playa está abierta dejando a cualquiera con ojos admirar su muy trabajado abdomen. Su cabello café está completamente desordenado, la cadena en su cuello reluce y lo hace ver mucho más sensual de lo que jamás se ha visto. Sus mejillas están rojas y sus pecas resaltan. Una de sus manos están sobre mi cadera y descansa ahí con tanta naturalidad que me hace sonreír. Nuestros cuerpos se mueven con la música, así tan juntos como amamos estar.
Todos estamos demasiados ebrios como para importarnos nada.
—¡Necesito algo de tomar!—grito y todos voltean a verme.
—¡Te acompañamos!—grita Lila, voltea a ver a Ivy pero ella ha desaparecido con las amigas de Inoa, Lisa se separa de mi hermano no antes de darle un beso en la mejilla, toma la mano de Lila y luego toma la mía antes de salir al jardín.
En la oscuridad la mano de Isaac toma la mía y la deja a ir lentamente hasta que la suelta completamente cuando me alejo.
Milo se acerca a Isaac y le dice algo en el oído, los dos se quedan hablando mientras nos alejamos.
Me detengo al llegar a la puerta del jardín para apreciar la hermosa puesta de sol, las personas a mi alrededor también lo notan porque empiezan a contar alocadamente hasta que el sol desaparece y la oscuridad nos arropa.
De un momento a otro unas luces neon alumbran dentro y fuera de la casa, lo que anima más a las personas.
La música se pone más fuerte y la gente empieza a gritar como locos.
Sonrío al ver que todos se divierten antes de ir a la barra y pedir nuestras bebidas.
Lisa me abraza mientras baila con los ojos cerrados, no sé cuánto ha tomado pero sé que está a nada de caer rendida.
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Si ellos supieran
Novela JuvenilAlgunas personas tienen suerte en encontrar al amor de su vida desde muy pequeños, yo fui una de esas suertudas. Aunque no todo fue sencillo, nada sencillo de hecho. Fue un desastre, un completo desastre. Si ellos supieran... ...