Capítulo N°4

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En las siguientes semanas no supe nada de Sheldon. Penny no me había querido creer nada de lo que le había contado cuando nos reunimos las dos al día siguiente en mi apartamento. Me había dicho que iría a hablar con él y lo haría entrar en razón, pero por lo visto posteriormente, no le resultó.


Me aterraba la idea de ir, como cada día, a trabajar y encontrármelo por ahí. Me pensé por un momento escribir al presidente de la universidad para que me transfirieran nuevamente a mi antiguo lugar de trabajo, pero sorpresivamente él se me adelantó, pidiendo verme en su oficina esa tarde.


- Presidente Siebert, ¿me llamó? - abrí apenas la puerta de su oficina, asomándome.


- Sí, Dra. Fowler, pase por favor. Quiero presentarle al Dr. Evans Mercier. Es un destacado neurobiólogo francés que estará durante una temporada trabajando con nosotros.


Aún no entendía mucho, pero educadamente me acerqué a saludarlo. No tendría más allá de 35 años, alto, de cabello negro y ojos grises.


- Dr. Mercier, - habló el presidente - ella es la Dra. Amy Farrah Fowler. Es la encargada del laboratorio de neurociencia. A contar de ahora trabajará con ella, estoy seguro que se llevarán muy bien.


- ¿Trabajará conmigo? - creí entender mal.


- Así es, Dra. Fowler. ¿Algún problema con eso?


- Pues...


- Me han dicho que últimamente ha bajado bastante su rendimiento en su estudio con los primates. Me pareció adecuado buscarle un compañero para volver a aumentar su potencial.


Contra eso no podía debatir. A pesar que había pasado bastante tiempo desde que Sheldon y yo habíamos terminado, sentía que continuaba afectándome lo sucedido.


- ¿Por qué no se toma el resto del día para mostrarle al Dr. Mercier nuestras instalaciones y hablarle más en detalle de su trabajo? - continuó el presidente Siebert.


- Está bien - suspiré con resignación, avanzando hacia la puerta junto con mi nuevo compañero.


Sinceramente no estaba conforme con la idea de trabajar con alguien, aunque posiblemente "entrenar" a un reemplazo podría serme útil, ahora que lo que más necesitaba era tomarme unas vacaciones para olvidarme de mis problemas.


- ¿Está todo bien? - me preguntó tras un rato, mientras íbamos camino al laboratorio - Siento que le incomoda mi presencia.


- No, no es eso. Sólo son problemas personales, nada importante ahora. Generalmente no soy así, es que he tenido un mal día.


- Si se siente mejor, podemos dejar el recorrido para mañana temprano.


- No hay problema. Creo que me vendrá bien distraerme un poco... - se hizo un breve silencio; en medio de mi desesperación por cambiar de tema, le pregunté - ¿Hace mucho que llegó de Francia?

No es nada más que tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora