Capítulo N°15

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Sorpresivamente, cuando llegamos al 4A del 2311 N. Los Robles, no había nadie dentro. Por la hora, era posible que Leonard y mi "bestie" se encontraran cada uno en su respectivo trabajo. Eso, en parte, facilitó más las cosas para empezar a trasladarme.


- En cuanto llegue, le diré a Leonard que ya no es necesario que viva conmigo – me dijo mientras yo sacaba algunas cosas de una de las cajas.


- ¿Debo suponer que tendré que firmar un "Acuerdo de compañeros", no? – conociéndolo, eso lo veía venir en cualquier momento.


- Bueno... en realidad no eres una simple compañera de vivienda; tampoco necesito educarte como lo hice con Leonard, ya conoces mis horarios y una vez, hace tiempo, aseguraste que estabas lista para vivir conmigo. Como mi novia, no creo que haga falta firmar el "Acuerdo de compañeros".


Inevitablemente su explicación, cada una de esas palabras, me dejaron boquiabierta. ¿Era Sheldon con quién hablaba? ¿Aquel hombre que necesitaba especificar todo por escrito antes de compartir su vida con alguien?... "Convéncete, Amy, estás en medio de un sueño... uno en donde sabes que estás soñando...". Repentinamente, lo escuché preguntarme:


- Porque... ¿sí eres mi novia?


- Desde luego – sonreí.


Correspondió esa sonrisa y proseguí a seguir desempacando. A ratos lo notaba pensativo, quizás algo distante. En verdad daría lo que fuera por conocer lo que pasaba en su cabeza.


En cierto momento, se dirigió a su lugar en el sofá y se sentó allí en silencio, hasta que se animó a compartir sus pensamientos conmigo...


- Amy, ¿puedo preguntarte algo? Puede que sea un poco personal, pero creo que ahora, como novios que somos, podemos confiarnos este tipo de cosas.


- ¿Qué sucede? – volteé a verlo un momento, para luego seguir acomodando cosas.


- ¿Cuánto tiempo fuiste novia de Mercier?


Esta vez dejé completamente lo que hacía y volví a mirarlo. No estaba segura de qué era lo que reflejaba su cara... ¿Temor? ¿Tristeza? ¿Preocupación?


- ¿Por qué de pronto quieres saber eso?


- Sólo tengo curiosidad...


- Salimos un tiempo – continué sin mirarlo, siguiendo con lo que hacía.


- ¿Cuánto tiempo? – insistió con un tono de voz algo decaído.


- Un par de meses. Estando en París.


- Oh... de acuerdo... - bajó su mirada y ya no quiso decir más.


Permaneció en silencio un largo rato, parecía que estaba sola en la habitación. Pensé un momento y volví mi vista hacia él, seguía con la mirada perdida. Preocupada, dejé a un lado lo que hacía y me acerqué a su lado.

No es nada más que tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora