Capítulo N°22

581 32 17
                                    

Los rayos del sol que se colaban por mi ventana me hicieron abrir los ojos. A pesar que había pasado casi una semana desde mi mudanza definitiva, no me acostumbraba a ver a mi alrededor una habitación diferente. Estiré mi brazo hasta la mesita para tomar mis gafas. La noche anterior había convencido a Sheldon de volver a CalTech. Conociéndolo, me parecía extraño que se hiciera tanto de rogar; su trabajo era algo muy importante en su vida... me atrevería a decir un poco más que yo.

Pero sentía que era necesario regresar. El presidente Siebert tendría que escucharnos ese día. Miré la hora, estábamos a tiempo.

Luego de una ducha y arreglarme para salir, me dirigí a la sala, sorprendiéndome no encontrar ahí a Sheldon. No creía que estuviera cruzando el pasillo; Penny y Leonard ya debían haber salido a trabajar. ¿Se habría quedado dormido? Di la vuelta para ir a comprobar.

- ¿Sheldon? – dije, tras dar un par de golpes en su puerta.

- Puedes entrar... - escuché desde dentro, a voz baja.

Abrí lentamente la puerta, encontrándomelo recostado en la cama, aún en pijama.

- Sheldon, vamos a llegar tarde a CalTech – me aproximé a su lado, algo molesta.

- No creo poder ir... - tosió un par de veces... una tos demasiado fingida para mi modo de ver – Creo que me estoy enfermando...

- ¿En serio? ¿Justo hoy? – alcé mis cejas, seria tras oírlo.

- ¿Qué quieres que haga? Los virus viajan muy rápido por el aire.

- Ayer por la noche acordamos que hoy iríamos juntos a ver el asunto de nuestros empleos. Toda esta semana lo has estado posponiendo por razones absurdas, pero ésta ya es el colmo.

- No es una excusa... mira... - me enseñó un termómetro.

Respiré profundo antes de tomarlo. Marcaba 41.5°...

- ¿Cómo lo hiciste? – lo miré.

- Te dije. Los virus viajan rápido.

- Está bien, no iremos hoy... Pero antes quiero ver que mi termómetro marque lo mismo que el tuyo.

Me dispuse a ir a mi habitación a buscarlo, pero él me detuvo antes que cruzara la puerta.

- Amy, espera.

- ¿Qué pasa?

- Olvida el termómetro – agachó la cabeza, arrepentido.

- No estás enfermo, ¿verdad? – negó en silencio, sin mirarme – Sheldon, no entiendo por qué no quieres recuperar tu antiguo empleo. Me prometiste que lo harías; y quiero que lo consigas, por eso estoy dispuesta a acompañarte a hablar con el presidente Siebert a su despacho.

- Es que... no me da mucha confianza ir justamente ahora.

- ¿Y cuándo entonces?

- Quiero esperar un tiempo adecuado, dejar que se olviden ciertas cosas...

- ¿Cuándo? – insistí.

- Un año o dos. Puede ser menos si sufre un golpe en su cabeza que elimine algunas cosas de su memoria.

- ¿Piensas quedarte sin trabajar por un año o dos?

- Sólo el tiempo que haga falta. Además, puedo trabajar desde aquí; tengo todo lo necesario.

Respiré profundo y me senté a su lado antes de seguir hablando.

- Sheldon, ¿por qué no me explicas lo que pasó? Quizás pueda ayudarte de alguna manera; sé lo que significa tu trabajo para ti.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 23, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

No es nada más que tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora