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Los días pasaban tan rápido que empezaban a convertirse en uno solo. Sentí como si estuviera librando una batalla perdida con el tiempo. Mi cuerpo había superado el punto de agotamiento pero mi cerebro estaba atrapado en un zumbido: no se apagaba, no se apagaba. Me quedé atrapado con él dando vueltas y vueltas constantemente en un bucle.

La parte inferior de mis ojos estaba prácticamente negra. Parecía como si me hubieran dado un puñetazo en la nariz y me la hubieran roto. Las bolsas parecían moretones y yo parecía una mierda.

Todo había estado mejorando. Había escapado de los Volturi, había vuelto a encarrilar mi vida, estaba mirando la posibilidad de ir a la universidad y Paul y yo habíamos estado hablando de matrimonio... matrimonio.

Se suponía que este era el momento para que Paul y yo viviéramos juntos, pero en cambio lo estábamos pasando separados y él me odiaba por mis decisiones.

Se suponía que no debía tener la esperanza de que mi hermana menor sobreviviera al dar a luz a un niño inhumano.

Se suponía que esto no debería estar sucediendo. No planeé esto. Y esta era exactamente la razón por la que no podía dormir... porque mi cuerpo físicamente no me permitía desconectarme sólo por un par de malditas horas.

En lugar de eso, estaba inclinado sobre el balcón de madera en el segundo piso de los Cullen con la cabeza gacha. Mis ojos se cerraron mientras la brisa lamía mi cabello suavemente, acurrucándome en el suéter de gran tamaño que llevaba mientras Edward Cullen me contaba todo lo que le pasaba a mi hermana.

–Carlisle dijo que su cuerpo no es compatible con el feto, pero todavía cree que puede aguantar hasta el último minuto–. Me dijo.

–¿No puede?

–No–. Edward dijo –Ya le ha roto tres costillas.

Apreté los dientes y asentí, –Sí... te escuché decir eso en mi visión.

–¿Algo más que hayas oído que tal vez debería saber?

Me encogí de hombros, –No sé, pregúntamelo después de haber dormido un poco.

Edward se reclinó contra la cerca alrededor del balcón a mi lado. Con los brazos cruzados suspiró profundamente, –No soporto el hecho de que no nos llevamos bien–. Dijo sacudiendo la cabeza para sí mismo, –Nunca pensé que alguna vez podría tener hijos, pero ahora parece que tener uno está matando a mi esposa.

Asentí para mis adentros, –Está jodido.

–Lo está–. Él estuvo de acuerdo, –Me odio por lo que le estoy haciendo pasar.

Mis cejas se alzaron inquisitivamente, –Entonces... te odias porque tuviste sexo con Bella, ¿hmm?

Miró al frente antes de mirarme de reojo, –Sí.

–Pero cuando ustedes dos estaban haciéndolo, ¿alguna vez se les ocurrió que Bella podría terminar embarazada?– Pregunté, estirando la cabeza hacia un lado. Sacudió la cabeza como respuesta, –Exacto, así que debido a que sucedió lo literalmente imposible, de repente te odias a ti mismo. Pero si ella no hubiera quedado embarazada y ustedes dos hubieran comenzado su vida eterna juntos, no te odiarias a ti mismo?–

Permaneció en silencio durante un buen par de minutos, abriendo y cerrando la boca. Comenzó a negar con la cabeza, –¿Por qué eliges tus momentos?

Arqueé una ceja confundida, –¿Perdón?

–Casi nunca te había oído hablar con lógica y ahora estás haciendo todo lo posible.

–Bien–. Dije sorprendido, –Lo siento, mi lógica elige sus momentos.

AFTER DARK | PAUL LOHOTE - TRADUCCIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora