Capitulo 3

1.6K 180 7
                                    

Al abrir mis ojos lo primero que ví fue la cara de una hermosa pelinegra, ella me sonreía y acariciaba mi mejilla.

-¿D-dónde estoy?

-¿Qué te parece, Manobal? -¿Uh?

¿Es esa la voz de Richard?

-¿Por qué le quitaste la ropa?

-Para que la aprecies mejor. No ha tenido hijos aunque no estoy seguro si es virgen.

-Eres asqueroso, es tu hija.

-Esa bastarda no es hija mía, sólo arruinó mi matrimonio.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y estaba realmente confundida, tenía miedo y frío. Lo único que me calentaba era la cálida mano de esa mujer en mi mejilla.

La mujer negó y me volvió a mirar, su cara se me hacía muy conocida, labios gruesos y jugosos, dedos largos, ojos grandes, pestañas largas, nariz repingada... ¡Oh, claro! Ella es la mujer que me encontré en el elevador de mi empresa.

¿Me va a secuestrar?

Ah... Podríamos haber sido una linda pareja.

-¿Desde cuándo eres tan comprensiva, Manobal? -Pregunte ese hombre al parecer enojado al ver cómo se quitaba su saco y me lo ponía.

-Cállate de una vez y lárgate, no te quiero volver a ver en mi vida, Richard.

-¿Entonces la aceptas?

-Sí, es mía. -Dijo trazando mi rostro suavemente casi con miedo aunque su voz sonó realmente segura.

Espera

¿Cómo qué soy suya?

Empecé a negar llorando y ella de alguna manera me tranquilizó. Cuando Richard se fue ella me quitó las cuerdas de los pies pero no de las manos.

-No te puedo quitar el de las manos porque intentarías escapar y aunque no lo lograrías a menos que yo te deje no me puedo arriesgar. Te puedo quitar el trapo de la boca pero prométeme que no gritaras, ¿si?

Asentí lentamente y ella lo hizo, yo claramente no le hice caso y empecé a gritar suplicando ayuda pero ella sólo suspiró cubriendo mi boca de nuevo. -Nadie te escuchará, estamos a las afueras de Seúl no hay ni un alma por aquí.

Empecé a negar mientras lloraba y caía de rodillas.

Me va a matar, me va a prostituir, va a traficar mis organos, me hará su esclava sexual.

Millones de ideas pasaron por mi cabeza pero todas se volvieron borrosas en cuanto ella me aplicó otra inyección.

-Duerme.

°°°

Me desperté sintiendo un dolor punzante en la cabeza y fruncí mi ceño. Mis ojos ardían gracias a todas las lágrimas que he derramado hoy y recordé todo lo que pasó.

Me empecé a asustar y traté de levantarme pero rápidamente caí al piso mareada.

-Ah... -Toque mi cabeza y mis ojos se llenaron de lágrimas.

¿Dónde estoy?

Haciendo mucho esfuerzo me levanté y fuí hacía una puerta, cuando estaba a punto de abrirla se abrió sola.

-Hola.

La mujer de antes apareció y yo retrocedi asustada con lágrimas en mis ojos pero me tropecé y caí al piso.

-¿Te lastimaste?

-¡No me toques! -Me exalte en el momento que ella trató de levantarme. Lo hice sola y puse mi cabello tras mis orejas.

-¿Dónde estoy?

-En Tailandia.

-¡No! ¡Necesito regresar a Estados unidos! ¡Déjame ir te lo suplico! ¡Mi madre no puede estar sin mí, debe estar muy preocupada le dije que regresaría temprano! -Me arrodillé implorando y mis lágrimas empezaron a mojar el piso.

-Vamos, levántate, Jennie. -Puso sus manos bajo mis hombros y me levantó para después sentarme en la cama.

-No te puedo dejar ir porque ahora eres mía, cariño -Solloce abrazando mis piernas -Pero... -La miré esperanzada y ella suspiró. -Puedo hacer que alguien vaya y hablé con ella y le diga que estás bien.

-Ella no les creerá, mi madre no les creerá nunca, ella no es estúpida ni mucho menos, se dará cuenta, lo sé.

-Realmente lo siento, Jennie pero es todo lo que puedo hacer. Tu padre te entregó como pago y ahora eres mía.

-Eres un asco... ¿Cómo recibes personas como pago? Estás enferma.

-De hecho no lo he hecho nunca.

-Ah, claro, recordé que mi suerte es terrible. ¿Entonces ahora qué seré? ¿Tu esclava sexual? ¿Una puta para algún prostíbulo?

-¿Cómo Jennie Kim podría ser una prostituta?

-Si me obligas nada es imposible.

-Tienes razón. -Mi pecho se llenó de miedo. -Pero no lo haré. -Toco mi mejilla sin miedo a que me apartará de nuevo y no lo hice. -Eres mía, cada célula de tu hermoso cuerpo me pertenece. -Toco mis labios y yo sin poder evitarlo los abrí un poco. -Nadie más que yo te va a tocar, soy tu dueña. Te trataré como una reina si me lo permites, no hagas estupideces, cariño, mi paciencia tiene un límite. No intentes escapar porque no lo lograrías, jamás. Está casa es más segura que la casa del presidente. No te quiero tratar mal, pero... Compórtate y haré todo lo que me pidas.

Movió su mano por mi muslo que no sé en qué momento llegó ahí y se levantó.

-Te van a traer comida en unos minutos, imagina que está en tu habitación y siéntete como en ella. Hay mucha ropa en tu armario y el baño lo prepararon para tí ya. Duchate si quieres. Yo me voy pero no intentes hacer nada, no quiero castigarte, cielo.

Se fue y en ese momento me levanté miré todo a mi alrededor y lo rompí mientras gritaba como una demente.

Ahí tienes mi respuesta, maldita.

°•<3•°

Reave - Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora