Reave - Jenlisa G!P

Capítulo 12

Han pasado meses y estoy ahora completamente segura.

La dejaré marchar.

No se merece esto.

Ella se ha portado muy bien, nunca protesta y es sumisa, obviamente todo esto para que no le hiciera nada a Mino.

Yo estaba jugando billar con Jisoo la cual no había venido porque estaba en Alemania junto con Rosé haciendo su trabajo.

-¿Y Jennie? -Preguntó después de tacar pero no meter ninguna bola.

-Bien... Bueno, lo mejor que puede.

-Rosie le tomó mucho cariño.

-Lo sé. -Dije luego de tacar.

-¿Durante cuánto tiempo más la tendrás aquí?

-En 4 días se irá.

-¿Qué? ¿Hablas en serio?

-Muy en serio.

-¿Por qué?

Porque no soporto seguir haciéndole daño.

-Porque me aburrí de ella, se está descuidado y no. Esa no es la Jennie Kim que conocí.

-Por supuesto que no, lleva 7 meses cautiva por tí.

-Es verdad pero aun así...

Jisoo volvió a tacar y me ganó.

-Joder. -Murmure.

-¡Diablos, Lisa! Es la segunda vez que te gano y yo nunca te había ganado en billar.

-Sí... Estoy algo distraída, el trabajo me tiene terrible.

-Sí, claro.

Ya no queríamos jugar más entonces nos fuimos a buscar a Rosé y a Jennie pero sólo nos encontramos con Rosé bajando las escaleras distraída buscando algo...

O alguien.

-¿Han visto a Jen?

-No, ¿Por?

-Oh, es que dijo que iría a pedirte algo pero... Bueno, no la encuentro.

Frunci mi ceño y llamé a dos guardias para que la buscarán en toda mi casa, Rosé y su esposa también ayudaron.

Minutos después la encontré en una vieja habitación que nadie habitaba.

-Jen... -Ella me miró y sollozó.

-¿Por qué lloras, cielo?

Ella me dió una bofetada en cuanto me acerqué y yo la miré incrédula.

-¡¿Te aburriste de mí?! ¡No puedo ser muy genial estando secuestrada! ¡Y tú eres la única culpable de que yo esté gorda, no me dejas hacer ejercicio y...

La calle con un besó y ella lo profundizó.

-Te odio... te odio pero te amo. -Murmuro lo último pero lo pude entender perfectamente lo que hizo que mi corazón latiera de miedo.

O de felicidad.

No importa, Jennie se irá tan pronto como sea posible de aquí.

Ella no puede amar a su secuestradora.

No.

Ella lloró en mi hombro durante minutos hasta que salió corriendo al baño de repente, la seguí y estaba vomitando.

Tomé su cabello para que no le molestará y acaricié su espalda suavemente.

-No lo dije en serio. -Susurré cuando ella terminó de vomitar y se acostó en mi pecho.