Capitulo 12

1 0 0
                                    

– Dunkenor –

Es difícil saber que pasó ni cuanto tiempo estuve atrapado bajo aquellos escombros.

Me costaba respirar, el filtro de mi pico se había dañado, los sensores de los cristales de mi máscara señalaban múltiples errores críticos. El polvo aún en suspensión hacia tan dificil el orientarse.

Afuera se sucedían explosiones y gritos infernales, pero apenas podía oírlos, notaba sangre fresca cayendo por mis oídos. Al palparme, noté que había perdido media oreja. Me dolía todo el cuerpo, pero pude moverme, no había sufrido grandes daños.

A mi lado, reposaba el primer Cuervo, o lo que quedaba de él. Aplastado bajo un montón de escombros.

Me apoyo en mi arma y sigo avanzando, no distingo a nadie más de mi unidad. Quizás han muerto todos, quizás los he matado a todos.

Joder.

Entre las tinieblas de la aún más oscura ciudad de Krähennest, puedo sentir las pisadas del gigantesco tanque araña. Paseándose con calma y destrozando todo a su paso.

Sobre mi cabeza vuelan Cuervos usando sus capas, y todos son rápidamente derribados por el potente rayo del vehículo armado.

¿En qué diantres estaba pensando? No podemos ganar a esta cosa, es imposible.

Sigo avanzando entre escombros y cadáveres, apunto con mi arma tras cada esquina. No sé que me puedo encontrar.

Entre la oscuridad, escucho un gemido y un lamento doloroso. Breves sombras humanoides se desplazan rápidamente entre el humo.

Apunto con mi arma con el corazón en un puño. Los ojos me lloran por el humo y el polvo.

Parpadeo un segundo y creo volverme loco. Una chica humana me observa desde lo alto de unos escombros, su cabello recogido en dos coletas y no debe tener más de dieciséis.

Pero hay algo raro en ella, no parece presente, únicamente parece verse su sombra. Una sombra en constante cambio y movimiento. Carece de ojos, en su lugar hay dos cuencas vacías, y en su cara hay una eterna sonrisa llena de afilados colmillos. Una sonrisa imposible, de oreja a oreja. Y de sus colmillos, resbala sangre fresca.

¿Qué clase de monstruo es ese? Se asemeja a un vacío, un monstruo de Vortrex, el dios de la muerte. Pero en ella hay algo diferente a esas almas en pena. Detecto inteligencia.

Cuando parpadeo, la vacío ha desaparecido. En su lugar, una ave descansa y emprende el vuelo graznando. Un cuervo.

Deja una pluma tras de sí, la pluma flota hasta caer sobre mí. La agarró con mis manos, y entonces, la pluma se esfuma como si fuese arena.

No entiendo que acaba de pasar, quizás me he golpeado muy fuerte la cabeza. Por algún motivo, un nombre se me viene a la mente: Mary.

Aquellos lamentos y respiración agonizante no se detienen. Sino que suenan más fuerte.

Intento olvidar lo que acabo de ver y avanzo entre las pilas de escombros. Más cadáveres me rodean, parecen recientes. Han caído luchando, pero sus heridas parecen estar hechas por una fiera que les ha chupado toda la sangre.

No. Lo que he visto no puede ser real. Ya tengo suficiente con una guerrilla para que haya un ente sobrenatural que nos esté dando caza.

Una mano de lo que parecía un cadáver se me aferra al pie, no está muerta, pero si muy malherida. Es la elfina de mi cuadrilla.

– Tú... Tú estabas muerto... Te tomé el pulso... Te ví morir....

Lo que decía carecía de lógica, la falta de sangre debía haberle dañado el raciocinio. Me apoyo a su lado y le doy la mano, para intentar calmarla. Dudo que salga de esta. Está en las últimas, podría darle medicina, pero a estas alturas no le harían efecto. Código Córvido, no puedo gastar recursos en un moribundo que puedan servir a otro.

Tales of Fairy Luck: AutómataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora