Capítulo 8

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– Feanor Lake –

Es difícil entender lo teatral que era todo en aquella fábirca extraña, nada parecía natural, todo estaba guionizado como si de un juego se tratase.

Así era la gigantesca ruleta colorida y llena de bombillas que se había desprendido del techo de aquel salón gigante y aquellas plataformas salidas del suelo que ahora formaban un escenario.

Que estemos todos aquí, preparados para que el Juguetero decida quien participará en sus juegos no es una casualidad, en lo absoluto, nuestro nombres están grabados en casa una de las secciones de la gigantesca ruleta, junto con un símbolo que nos identifica. No es algo que hayan hecho ahora.

La actitud juguetona del duende solo me pone más y más nervioso cada vez.

Michelle Smith se la identifica con un fénix de perfil y con las alas abiertas. A Ari con una hada mítica, a Kail-un con el fuego, a mí con mi máscara. Y por supuesto, está el Juguetero. Su símbolo es  el ouroboros

El Juguetero sube al escenario seguido por la luz de un foco que no parece salir de ningún lado. El resto lo aplaude, me mantengo excéptico.

El Juguetero levanta las manos pidiendo silencio antes de comenzar su explicación.

– Antes de comenzar, como todo buen juego, necesitamos unos capitanes que nos lideren. Es por ello que vamos a dividirnos en tres grupos principales – Tres carteles gigantes caen a su espalda, un conejo dorado, la cara de un payaso, y una calavera pirata – Equipo conejo, payaso y pirata. Liderados por mis mejores Mechatoys.

Del suelo, por unos mecanismos elevadores, aparecen los tres mechatoys que ya conocemos: Rabidus, Spinovia y Saderbane.

Tras un breve aplauso por parte del grupo, los mechatoys saludan. El Juguetero comienza a bajar del escenario acompañado por esa misma luz.

– Yo ya no pinto nada aquí, soy un jugador más. Espero que esta experiencia os ayude a conocer a mis mechatoys de última generación. Sin nada más que decir... ¡Que gire la ruleta!

Una mano mecánica gigantesca, como las de la cajas sorpresa, emerge del techo y empuja la ruleta que empieza a girar emitiendo ruidos supuestamente divertidos. A mí me parece irritante.

Así salen los grupos.

Equipo conejo: Juguetero y Ari. Me molesta mucho dejar a la hada sola con esos dos individuos. Como ocurra algo raro voy a actuar

– Ari quería estar con Clint. – Protesta la hada.

– Es un juego, Ari. Así podrás demostrarme cuando has crecido, ninfa. – Le contesta Clint, Ari parece aceptar el reto.

– Y conmigo también te lo vas a pasar bien. Ya verás. – Asegura el Juguetero

Equipo payaso: Michelle y Clint. El modo en la que esa payasa muestra su contento, actuando como un payaso o mimo de verdad se me hace perturbador

– Los vamos a machacar. Choca, Clint. – Michelle coloca los cinco para que Clint se los choque, él no duda ni un segundo – ¡Aprende, Feanor! 

Y, por último, equipo pirata, Kail-un y yo. En el último segundo me parece ver algo extraño, como un bloque de madera diminuto atascado en el engranaje de giro. Pero cuando parpadeo ya no está. 

– Oh, venga. ¿Me toca con el elfo y el niño de madera? Teméis que os gane, ¿eh? – Fanfarronea Kail-un.

– Muy bien... ¿Y cual es el primer jueguecito? – Pregunto impaciente.

Mis preguntas son respondidas en el momento que las paredes del edificio se abren como fauces y todo en la habitación comienza a cambiar, como si ese lugar estuviese vivo.

Tales of Fairy Luck: AutómataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora