Capítulo 6

1 0 0
                                    

– Michelle Smith –

El interior del castillo, o fábrica, es aún más alucinante por dentro que por fuera. Su tamaño parece mayor, y está completamente mecanizado.

Todo funciona como un reloj de cuco, con personajes o marionetas que se desplazan por raíles activando diversos motivos del lugar.

Y eso que solo es la entrada. Los trabajadores duendes maniobran en robots con apariencia de humano, todos iguales. Se trata de una apariencia bien peinada y una sonrisa bien marcada, casi como si fuese un muñeco. Lo que lo hace algo tétrico con sus ojos muertos.

Pero todo es tan alegre y colorido que no le prestas atención.

El Juguetero, en su robot de Lord, avanza a paso alegre, jugando con su bastón y guiándonos por el lugar. Hasta llegar a un gigantesco portón, donde se detiene. Gira su cabeza hacia nosotros, como un búho, y luego le sigue el tronco de forma cómica.

– A partir de ahora os haré un tour, héroes. Clint, ¿quieres acompañarnos o prefieres volver a tus tareas?

– Quiere venir. – Responde Ari ansiosa.

– Ari. – La detiene Feanor – No lo agobies.

– Iré. Está hada no se va a despegar de mí. – Ríe Clint

– Entiendo. – Responde el Juguetero – Bueno, así servirás de guía. Antes de nada, dejad vuestras armas y equipo en este contenedor.

– No. – Responde Feanor – Mira, no queremos un tour. Solo un pack de cincuenta juguetes y nos vamos. Le pago en efectivo si quiere.

– Nosotros no aceptamos dinero, Lake. – Contesta el Juguetero mientras ríe de forma distinguida – Aquí no vale nada.

– ¿Y cómo mantienes esto? – Pregunta el elfo excéptico.

– Somos duendes. Crear es nuestra pasión, nuestro pago son los sueños por cumplir. Como el lema de vuestra tienda.

– Cumplir tus sueños puede parecer una locura. Pero... Be your Fairy Luck! – Respondo animada.

– Exacto. Nosotros solo queremos cumplir sueños de forma perfecta. Por eso estamos estudiando los datos que nos han mandado sobre vuestros niños para crear los juguetes perfectos para ellos. Los tendréis a tiempo, pero la perfección lleva tiempo. Así que mientras, como invitados de honor, ¿qué os parece un tour? Os devolveremos vuestras armas a la salida.

Rebusco entre la bolsa que llevo a la cintura, saco un cuchillo de mantequilla.

– ¿Esto cuenta? A ver, creo que podría saltarle un ojo a alguien si me esfuerzo, pero... Es para untar el pan, principalmente.

– Todo, incluyo elementos metálicos. Pueden reaccionar con algunos elementos de la fábrica. Hay imanes, y podría atascar la maquinaria. Así que... Tus gafas, por favor.

Sostengo entre mis manos las gafas de herrería propiedad de Mary. Aquella gafas doradas con picos que simulaban al sol. Y que eran parte de la simbología de mi familia.

– ¿No me las puedo quedar?

– No. – Dice el Juguetero, dando un par de palmadas y haciendo que una caja descienda del techo, sostenida ante nosotros con un brazo mecánico – Colóquelas ahí, por favor. Se las guardaremos bien.

Suelto las gafas en la caja junto con el cuchillo de mantequilla

Ey, a mi no me entregues, que te estoy viendo... – Susurra Kail-un en mi mente, taladrándome el cráneo, se refiere a mi colgante, porque él está a mi lado, con su forma humana, aburrido mirando como se mueven los mecanismos.

Tales of Fairy Luck: AutómataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora