– Michelle Smith –
El interior del castillo, o fábrica, es aún más alucinante por dentro que por fuera. Su tamaño parece mayor, y está completamente mecanizado.
Todo funciona como un reloj de cuco, con personajes o marionetas que se desplazan por raíles activando diversos motivos del lugar.
Y eso que solo es la entrada. Los trabajadores duendes maniobran en robots con apariencia de humano, todos iguales. Se trata de una apariencia bien peinada y una sonrisa bien marcada, casi como si fuese un muñeco. Lo que lo hace algo tétrico con sus ojos muertos.
Pero todo es tan alegre y colorido que no le prestas atención.
El Juguetero, en su robot de Lord, avanza a paso alegre, jugando con su bastón y guiándonos por el lugar. Hasta llegar a un gigantesco portón, donde se detiene. Gira su cabeza hacia nosotros, como un búho, y luego le sigue el tronco de forma cómica.
– A partir de ahora os haré un tour, héroes. Clint, ¿quieres acompañarnos o prefieres volver a tus tareas?
– Quiere venir. – Responde Ari ansiosa.
– Ari. – La detiene Feanor – No lo agobies.
– Iré. Está hada no se va a despegar de mí. – Ríe Clint
– Entiendo. – Responde el Juguetero – Bueno, así servirás de guía. Antes de nada, dejad vuestras armas y equipo en este contenedor.
– No. – Responde Feanor – Mira, no queremos un tour. Solo un pack de cincuenta juguetes y nos vamos. Le pago en efectivo si quiere.
– Nosotros no aceptamos dinero, Lake. – Contesta el Juguetero mientras ríe de forma distinguida – Aquí no vale nada.
– ¿Y cómo mantienes esto? – Pregunta el elfo excéptico.
– Somos duendes. Crear es nuestra pasión, nuestro pago son los sueños por cumplir. Como el lema de vuestra tienda.
– Cumplir tus sueños puede parecer una locura. Pero... Be your Fairy Luck! – Respondo animada.
– Exacto. Nosotros solo queremos cumplir sueños de forma perfecta. Por eso estamos estudiando los datos que nos han mandado sobre vuestros niños para crear los juguetes perfectos para ellos. Los tendréis a tiempo, pero la perfección lleva tiempo. Así que mientras, como invitados de honor, ¿qué os parece un tour? Os devolveremos vuestras armas a la salida.
Rebusco entre la bolsa que llevo a la cintura, saco un cuchillo de mantequilla.
– ¿Esto cuenta? A ver, creo que podría saltarle un ojo a alguien si me esfuerzo, pero... Es para untar el pan, principalmente.
– Todo, incluyo elementos metálicos. Pueden reaccionar con algunos elementos de la fábrica. Hay imanes, y podría atascar la maquinaria. Así que... Tus gafas, por favor.
Sostengo entre mis manos las gafas de herrería propiedad de Mary. Aquella gafas doradas con picos que simulaban al sol. Y que eran parte de la simbología de mi familia.
– ¿No me las puedo quedar?
– No. – Dice el Juguetero, dando un par de palmadas y haciendo que una caja descienda del techo, sostenida ante nosotros con un brazo mecánico – Colóquelas ahí, por favor. Se las guardaremos bien.
Suelto las gafas en la caja junto con el cuchillo de mantequilla
– Ey, a mi no me entregues, que te estoy viendo... – Susurra Kail-un en mi mente, taladrándome el cráneo, se refiere a mi colgante, porque él está a mi lado, con su forma humana, aburrido mirando como se mueven los mecanismos.
ESTÁS LEYENDO
Tales of Fairy Luck: Autómata
Aventura¿Aman los dioses a sus creaciones o somos solo un juego para ellos? La tienda Fairy Luck viaja a las tierras de Hambi con el fin de pasar las fiestas invernales, donde es conocida la historia del Juguetero de Hambi; un famoso inventor que desaparec...