𝟎𝟏

1.5K 160 85
                                    

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐔𝐍𝐎

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐔𝐍𝐎

— Pero que pancita no tan chiquita -dijo Scott, observando con emoción el vientre abultado de su melliza. Fingió limpiar la lagrima falsa caía- Es una pena, para el resto, en no ser nombrados padrinos

— Scott, solo escucharemos los latidos. ¡Cálmate! -Aisha le brindó un golpe en su hombro-

— Tengo que presumir que seré su padrino y no esa bola de perros pulgosos

La morena le brindó una mirada divertida por tal comentario.

— Recuerda que tú eres un perro pulgoso también

Rondando por el cuarto mes de embarazo, Aisha ya poseía un ligero vientre abultado. Más allá de la felicidad que tenía por cada segundo que pasaba en tener a su bebé creciendo en su interior, Derek la calma con pequeños masajes cuando su abdomen sufría de dolores espontáneos.

El pelinegro se había asustado al ver un poco de sangrado en la nariz de su novia, llamando de urgencia a Melissa esta misma le explico que era normal por los cambios que estaría viviendo Aisha.

Nadie, absolutamente nadie, se libraba de los acompañar a la humana en sus cambios hormonales. Los que más se quejaban por obvias razones eran Scott y Stiles; con sus salidas regulares como buen trio oro que eran, les tocaba ayudarle a respirar profundo a Aisha evitando que vomitara en el jeep o tener náuseas con lo que estuvieran planeando comer en el día.

Derek no se perdía ninguna cita con la ginecóloga, él siempre acompañaba a su novia sin importar que, aunque en aquella ocasión Scott se les unió como buen "portador de información" para la manada. Sin querer decir la palabra chismoso.

— ¿Esto esperan todas las semanas? -preguntó el Alfa, en medio del silencio-

— Sí. Aisha se la pasa caminando por el lugar impaciente para ingresar. Dice que es igual que sacar cita en el hospital -se burló Derek, cruzado de brazos y observando a su novia ir a la máquina expendedora-

— Huele a muchas Aisha's con su hornito de crear bebés -se quejó el moreno-

— La mayoría viene en fin de semana porque se les facilita por el trabajo o si el padre quiere venir

Ambos lobos podían percibir las emociones, los latidos de los bebés o incluso sentir el ambiente lleno de maternidad. Así es, ellos tenían suficiente con sentir esos cambios en Aisha que no soportaban el de las demás mujeres.

— ¿Vienes como apoyo moral o solo para que ningún doctor, hombre, se le acerque?

Derek suspiró con pesadez, cansado del interrogatorio de su cuñado a base de lo que pasaba la pareja en aquel lugar.

— Puedo oír el latido de mi hijo todo el tiempo, Aisha debe esperarse cada semana. Vengo como buen novio y futuro padre -Scott entrecerró los ojos, esperando por el resto de la respuesta. Derek rodó los ojos- Y, solamente deje a mi lobo dominare para amenazar, poquito, para que ninguno de esos doctores que quieran tocarla más de lo que se requiere

𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐒𝐓 | Derek HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora