Alguien había abierto la puerta.
-¿Así también gritas en la cama lindura?- Un pelirrojo le abrió la puerta. Con esa sonrisa que claramente era de orgullo y una mirada descarada.
-¡¡Cabrón!!- Kurapika le pegó un puñetazo a Hisoka, haciendo que este se tambaleará y cayera a pies de su escritorio.
Aún en el suelo, seguía teniendo esa tonta sonrisa burlona, lo que hacía que Kurapika le hirviera la sangre, pero se olvido de eso al instante de escuchar a su amigo moquear.
-Kuru...- Killua lo volteo a ver con esos ojos azules preciosos que ahora estaban apagados y rojos por tanto llorar.
-Killua...- Corrió a abrazar al albino, quién estaba en un sofá tirado -Killua...¿qué paso?- lo miro atentamente y lo agarro de los hombros y al ver a su amigo con los ojos hinchados, el cabello desordenado, sus piernas rojas y algunos moretones en ellas, al igual que sus brazos y muñecas, con toda su ropa desacomodada, Kurapika no pudo evitar que sus ojos dejarán asomar una cascada de tristeza que no dejo salir por su orgullo y la responsabilidad que sentía.
Abrazo al albino, apoyando su cabeza sobre su hombro. Cargándolo con cuidado y delicadamente, como si fuera un vidrio a punto de romperse y Killua solo parecía una muñeca de trapo, sin energía, deshecho y sobre todo sucio.
-¡¡ERES UNA MIERDA HISOKA!!- No pudo aguantarse más y empezo a llorar con rabia -¡¡Le diré al director Netero, y te echarán!!, ¡Idiota!.
Quería pegarle a ese enfermo, pero entendía que su prioridad era Killua y su salud. Se fue de esa habitación.
Hisoka estaba tranquilo, sabía que no iban a decir nada, o al menos el albino y el rubio tendría que respetar eso.
-Kuru....por favor...no le digas a nadie- Murmuró débilmente.
-Killua...¿qué dices? Mira como te dejo ese maldito.
-Bajame, puedo caminar por mi cuenta.
-....bien.
Kurapika bajo de forma muy cuidadosa al pequeño albino.
-Basta, ¿por qué te comportas así?- miró con dolor al ojiazul.
-Solo...no digas nada. Yo...lo tengo bajo control, esto...- no pudo seguir hablando pues un nudo se me formo en la garganta y las malditas lágrimas que solo conservaba como recuerdos estaban presente otra vez, bajando esas mejillas tan pálidas.
-Killu, entiende, tenemos que hablar con alguien sobre lo que te hizo Hisoka. No nos podemos quedar callados, ¿y si le hace algo así a alguien más?.
Inmediatamente se le vino a la cabeza Gon, pero no, él iba a proteger con toda su vida a su lindo Gon.
-No, no creo, yo...no dejaré que pase eso. Y no volverá a pasar esto. Kurapika solo, no le digas a nadie por favor- sus ojos azules parecían brillar de las lágrimas que soltaban.
-Killua...- Sabia que su pequeño amigo no iba a cambiar fácilmente de opinión, y tenía que respetar eso -Al menos dime si vuelve a pasar porfavor, ¿okey?
El ojiazul sabía que por lo mucho que el Kurta respetará su decisión si volvía a pasar posiblemente no se iba a contener para nada. O Kurapika termina golpeando a Hisoka y haciendo escándalo por eso o iba a decirle todo al director Netero.
-Si Kuru, te diré- mintió
El rubio miro con tristeza a el albino, él también sabía algunas cosas por las que el más pequeño había pasado.
Presión por su familia, regaños, castigos, tortura y muchas otras cosas posiblemente peores que el no sabía. Y claro que habían cosas peores detrás de la alfombra.
Los chicos se habían despedido, el albino le hizo prometer al Kurta que no diría nada, cosa que cumpliría el rubio. El receso del albino había acabado hace tiempo pero ya no tenía energías para nada por lo cuál se devolvió a su dormitorio por el resto de la jornada educativa.
-¡Killua!- un ruido estrepitoso que puso sus cincos sentidos en alerta. Girandose para quedarse de frente a la puerta, estaba asustado -¿dónde estuviste todo el día?- solo era Gon.
Suspiro con nerviosismo.
-¿Killua te encuentras bien?- cuestionó el peliverde sentandose al lado del albino, sin conseguir alguna respuesta continuo -¿qué tareas te puso el profe?.
-Gon...estoy muy cansado. Quiero dormir.
-Oh, entiendo, esta bien. Yo también dormiré entonces.
Killua aún en la cama sintió como algo cálido se acurrucaba en su espalda.
-Killua, ¿pasó algo de lo qué yo debería enterarme?
Se sintió acorralado, sabía que por mucho que Gon fuera inocente no era tonto.
Él sabía que no estaba bien, sabía que algo pasaba.-No.
-Bien- lo abrazó por la espalda.
El siguiente día en la clase del pelirrojo se sentía tan incomodó, como si le faltara aire tan solo escuchando hablar al más grande. Lo odiaba y le tenía un miedo indescriptible. No podía creer que es tan solo unos días ese profesor payaso que no le tenía miedo ni de retarlo logró convertirse que alguien que lo asustataba tanto, lo ponía como un gato erizado.
-Killua, te quedas hoy también.
Fue lo único que escucho salir de la boca de ese enfermo.
-¿Sabes que le pudo haber pasado al profesor?, tiene una venda en el cachete.
El sabía perfectamente que le había pasado, el golpe fue producto del exalto del rubio. Pero no iba a decir nada, más cuando era Gon el que preguntaba.
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𝘊𝘢𝘳𝘪𝘤𝘪𝘢𝘴 𝘳𝘦𝘱𝘶𝘭𝘴𝘪𝘷𝘢𝘴 [ʜxʜ]
Teen FictionSe sentía asqueado cada vez que ese monstruo pasaba sus manos, profanando su cuerpo frágil y delicado. Ese monstruo que le tenía que decir "profesor" ¿Mi familia sigue viva?, ¿un pobre rubio con el corazón destrozado podrá cumplir por fin su venganz...