16- Mentira

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-Responde-, una chica de cabellos púrpura llamaba con desesperación a su teléfono.

Eran las 8:15 pm exactamente.
Y Senritsu estaba en el lugar donde acordaron verse pero no había nadie.

Alguien había respondido en el otro lado del teléfono, la llamada había pasado.

-¡Ponzu!, perdón por llegar tan tarde, ¿ya se movieron?, ¿dónde están?-, la chica con un leve nerviosismo hablaba. Pero nadie respondió del otro lado -¿Ponzu?, ¿hola?

-Hola, Senritsu-, una voz masculina y atemorizante habló.

Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de la chica.

-¡¿Quién eres?!, ¡¿dónde está Ponzu?!-, se salió de control, sus nervios estaban por los aires. ¿Está era la mala espina que sintió?

-Pronto estarás con ella, no te preocupes-, una risilla sonó, era burlona la estúpida voz.

Una camioneta negra llegó acelarando enfrente de Melody. Y dos personas se bajaron de ahí.
Senritsu con el miedo empezó a correr.

-¡Ayuda!, ¡auxilio!, ¡socorro!-, daba tropezones pequeños por la desesperación de irse rápido de ese lugar. Implorando que alguien la escuchará y la salvará.

De un momento a otro sintió algo que la golpeó con fuerza en su cabeza cosa que la desubico. Se mareó y cedió ante el golpe en su nuca desmayándose.

-Que gritona-, habló Feitan con un bate apoyado en su hombro.

-De esas te gustan-, soltó una carcajada un rubio con el pelo para atrás.

-El trabajo esta listo, le llamaré al jefe-, el chico de cabellos largos azabaches con su inexpresiva cara sujeto su móvil.

A esa misma hora, del mismo lunes. Un chico albino lloraba en el regazó de un pelinegro de tez morena. Un llanto desconsolador, silenciono pero doloroso como una apuñalada en el corazón.

Cariciaba esa cabellera blanquecina con cuidado. A cómo ya se había acostumbrado a cariciar.

-No pienses tanto en eso. Son nuestros amigos, lo entenderán.

-Hubieras visto como me veían-, moqueaba por las lágrimas -me miraron horrible, ya no han de querrer ser mis amigos, lo sé.

-No creo, ellos no son así. Tal vez solo quieran hablar contigo y ya.

Moqueaba por el llanto. Se seco sus lagrimas y se sento en la cama. Mirando al suelo con sus ojos azules apagados.

-Me doy tanto asco...

-No digas eso Killu-, sujetó su cara entre sus manos dándole un beso en la nariz.

-Te amo tanto Gon, pero H-hisoka, me hace sentirme tan...-, no pudo seguir hablando.

-Lo sé, lo sé -, lo acariciaba intentando calmarlo. - no tienes que justificar nada conmigo, ni dar explicaciones.

Con delicadeza Gon acerco su cara a la contraria, dando por fin ese beso tan esperado en la boca ajena.

Un beso simple e inocente pero con amor sincero en los labios fríos de Killua, luego otro en su frente, en sus ojos llorosos, en sus mejillas y al lo último en su nariz.

-Gon -, hablo en un hilo de voz. - quítame lo sucio -, susurró en la oreja del pelinegro quién tenía un sonrojo en sus mejillas.

-No sabes como odio a mi cuñado, por hacerte algo tan vil. - pego sus frentes.

𝘊𝘢𝘳𝘪𝘤𝘪𝘢𝘴 𝘳𝘦𝘱𝘶𝘭𝘴𝘪𝘷𝘢𝘴   [ʜxʜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora