14- Problemas

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Lunes.
Un maldito lunes después de todas las mierdas que habían pasado.

Killua se levanto, se había dormido arriba del pecho de Gon, se sentó en la cama. Aunque había dormido más de 10 horas por haber estado llorando, tenía los ojos rojos y le pesaban. No era muy notorio que había estado llorando, pero si tenía un poco chiquito los ojos gracias a eso.

Se sobo los ojos. Eran las 5 am, y tenía clases en una hora. Se dejo caer boca arriba a la cama, que flojera tenía.

Se dió un baño en agua fría, intentando despejar y reprimer los sucios pensamientos que su cabeza le lanzaba, odiaba que su inocencia le hubiera sido desprendida a tan temprana edad.

Se termino de dar el baño, y salió con la toalla amarrada a la cintura.

-Buenos días Killua- le dedicó una hermosa sonrisa -hoy hay escuela, pero si quieres puedo decirle al director que te sientes mal, no es necesario que vayas.

-Esta bien, voy a ir. No te preocupes- intento darle una de sus mejores sonrisas a Gon pero era muy evidente que la sonrisa era fingida.

-Bien, avísame si pasa algo, ¿si?- el contrario asintió.

Los dos chicos salieron de su habitación a las 5:50 am. Su primera clase era Literatura.

Killua se sintió muy cansado y sin ánimos en las primeras horas de su jornada escolar. En la hora de descanso los dos chicos se dirigieron a un pequeño patio que la institución tenía, siempre desayunaban ahí.

-¿No vas a comer Killua?-, interrogó mientras le daba un mordisco a su sándwich.

El albino estaba disperso mirando la comida que tenía enfrente.

-No tengo hambre-, negó con la cabeza para luego dejar de lado el emparedado.

-¿Seguro?-, miró con desconfianza al albino.

Killua quién realmente no tenía apetito, simplemente no se le antoja aquella comida y le asintió a Gon sin mirarlo directamente.
Gon suavizó su cara, y miro al ojiazul con el amor único y especial que el pelinegro le daba a muy escasas personas. El rostro del moreno formó delicadamente una sonrisa ladina.

-Killua, te amo.

Palabras que tomaron desprevenido al menciono, quién miro con sorpresa al pelinegro encontrándose a este sonriéndole de una manera tan cariñosa y con amor, demostrándole que si lo amaba y mucho.

"Te amo". Todo lo contrario a lo que Hisoka le había expresado, el pelirrojo le gustaba el pequeño pero posiblemente por su atractivo y cuerpo. Gon lo amaba sin importarle su cuerpo, lo amaba y se preocupaba por él. Hisoka solo lo veía cómo un objeto,
como todos los demás lo veían.

Sintió como sus ojos le empezaron a picar, ¿de nuevo estaba llorando?, que idiota.

-¡K-killua!, ¿q-que tienes?-, con sorpresa Gon abrazo a Killua. Gon le daba caricias en el pelo a Killua, mientras plantaba esos cálidos besos que tanto le gustaban a Killua en su frente.

-¿Por qué los besos así?-, trataba de quitar sus lágrimas y tranquilizarse.

-Mi tía Mito siempre me daba este tipo de besos cuando me lastimaba y lloraba, siempre me hacían sentir bien, ¿te sientes mejor?

Y Killua recordó lo destrozado que estaba Gon poco después de hacerse amigos por la muerte de su tía Mito. Y lo culpable que se sentía al no poder hacer sentir bien a Gon. Por las cosas que su lindo Gon le contaba de su tía Mito, ella hubiera querido muchísimo a Killua.
En esos momentos de debilidad para el moreno el albino se dió cuenta cómo Gon también sufrió en su ambiente familiar y lo horrible que era su padre.

𝘊𝘢𝘳𝘪𝘤𝘪𝘢𝘴 𝘳𝘦𝘱𝘶𝘭𝘴𝘪𝘷𝘢𝘴   [ʜxʜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora