Pov Joy
-Te pregunté, ¿Dónde estabas? - Volvió a decir Cristian.
-Creo que es obvio, no había comida en la alacena y fui a comprar. - Respondí mientras iba a la cocina para guardar las cosas.
-Tardaste demasiado y yo llegue hace mucho. - Me siguió hasta la cocina.
-¿Y en qué te afecta? No me necesitas para nada.
-Recuerda que tú obligación es estar aquí y atender todas mis necesidades, no quieras pasarte de lista.
-Quiere decir que tú puedes llegar a la hora que se te de la gana y yo no puedo salir de aquí, no me parece justo.
-Es por trabajo, ya deberías saberlo.
-Si, claro por trabajo, deja de mentir Cristian, se que estuviste coqueteando con mi amiga Ashley y seguramente llegas al otro día porque te has de quedar con alguna amante, eso explicaría porque llegas con otra ropa. - A él solo parecía darle gracia.
-¿Estás escuchando lo que dices? No puede ser que me estés levantando falsos, sabes que repudio a esa maldita lesbiana, ¿Quien te dijo esa estupidez? ¿Ella?
-Si, ella me lo dijo, por supuesto que trataste de coquetearle antes de saber que le gustan las chicas.
-Te advertí que no te quería cerca de ella.
-¿Tu si puedes acostarte con otras mujeres pero yo no puedo hablar con mi ex? - No se porque pero en este momento no me importaba enfrentarme a él, estaba harta.
-Te doy todo ¿Y así decides pagarme?
-Hacerme la vida miserable no es darme todo.
-Aún no sabes lo miserable que puedo hacer tu vida, así que será mejor que cierres la boca.
-Estoy cansada de ti y de tus abusos, no te soporto!
-Pues vas a tener que seguir aguantandote, porque nunca saldrás de mi lado, ¿Entendiste? Serás mi esposa hasta que la muerte nos separe mi amor. - Dijo acercándose y quedando a centímetros de mi.
-Te odio..
-Y antes decías amarme, ¿Es interesante como cambian las cosas no?
-Te quise, pero no te amé nunca, no confundas las cosas.
-¿Entonces por qué aceptaste casarte conmigo?
-Por estúpida, pero la verdad es que a quien siempre voy a amar y hasta ahora me doy cuenta, es a Ashley.
-¿A esa lesbiana? Debes estar bromeando. - Rio.
-Es lo que quisieras, pero con quién desearía estar casada es con ella y no con un imbécil como tú. - Claro que sentí mi mejilla arder después de decir eso.
-Como te atreves! Me das asco!
-Para que sepas lo poco hombre que eres, no vales nada!
Trate de irme pero el me tomo del brazo y me jalo hasta la habitación donde me lanzó a la cama y empezó a desabotonar su camisa para lanzarse sobre mí.
-Vas a aprender que conmigo no vas a estar jugando. - Dijo aprisionando mis manos y besando mi cuello.
-Quitate me das asco!
Estaba forcejeando con él y estaba a punto de rendirme porque sabía que él no me dejaría aunque le suplicara, cuando dejo mis piernas entre las suyas no lo pensé dos veces y levanté una de mis piernas para golpearlo y él se movió a un lado quejándose del dolor, no lo pensé dos veces cuando ya estaba saliendo de la habitación yendo a meterme a la habitación vacía que había y poniendo el seguro. No tarde en escuchar golpes en la puerta y gritos de Cristian.