23 de diciembre 6:45 AM
Pov Ashley
Después de tantas semanas que parecieron eternas, hoy estaba más feliz de lo normal, y eso era porque mi hermana llegaba a casa, jamás estaría despierta a esta hora por cualquier menos cuando no tengo otra cosa que hacer, mis padres y yo íbamos camino al aeropuerto para recogerla.
En este tiempo las cosas no han cambiado mucho, simplemente disminuyeron las discusiones desde que amenacé con irme de la casa, casi no cruzabamos palabras sin llegar a pelear, a veces que se volvía demasiado estresante y decidía quedarme con Victoria, incluso hubo veces que me quedé a dormir en casa de Joy, simplemente porque me quedaba dormida sin darme cuenta.
Sé que Joy notaba cuando estaba muy cansada o distraída, a veces le contaba lo que pasaba pero hubo veces que preferí fingir que todo estaba bien, no me gustaba mentirle pero lo que menos quería era agobiarla, además mis únicos momentos felices era cuando estaba con ella y no quería arruinarlos con mis problemas.
Llegamos al aeropuerto y fui la primera en bajarme, entre y empecé a buscar a mi hermana con la mirada, no se veía por ningún lado así que avance más hasta que logré verla a unos metros de mí, me acerque rápidamente y cuando me vió solo llegué abrazarla.
-Que bueno que ya estás aquí. - Dije
-Que gusto volverte Ash, ¿Como has estado?
-Ya sabes, sobreviviendo.
-Hija que gusto volver a verte. - Dijo mi madre en cuanto llegó a nosotras.
-Lo mismo digo mamá.
-Tenemos tantas cosas de que hablar, pero creo que sería mejor primero ir a casa. - Dijo mi padre.
-Claro, vámonos.
Fuimos al auto y en el camino solo fueron preguntas de como había sido el vuelo y si se encontraba bien estando tan lejos de nosotros. Cuando llegamos a casa entre junto a Hanna mientras papá bajaba la maleta y mamá iba a la cocina para hacer el desayuno.
-Entonces cuéntame, ¿Como van las cosas con Joy? - Pregunto Hanna sentándose en el sofá y yo la seguí.
-Bastante bien en realidad, sabes cómo están las cosas aquí y a pesar de eso no hemos tenido problemas entre nosotras.
-Me alegro por ustedes, espero conocerla antes de que me vaya.
-Por supuesto, se que le agradará conocerte también.
-Ashley, ¿Puedes ayudarme a poner la mesa? - Apareció mi madre.
-Claro, orita seguímos hablando. - Le dije a Hanna.
Me pare y fui a poner la mesa como dijo mamá, poco después Papá y Hanna ya estaban entrando a la cocina, mamá igual venía para dejar el desayuno en la mesa. Ya todo listo cada quien se sentó en una silla.
-¿Cómo te ha ido en la universidad hija? - Preguntó mamá.
-Bien, estás últimas semanas estuvieron pesadas pero nada que no haya podido controlar.
-¿Qué tal tus amigos?
-Como siempre igual de desatados, igual los quiero, algunos de ellos viajaron antes para estar con sus familias.
-¿Y tú porque no hiciste eso? - Pregunté.
-Saben que no me gusta dejar nada sin terminar.
-Tienes razón, y dime ¿Hay alguien por allá que debamos saber? - Dijo mi madre y rodé los ojos sabiendo a qué se refería.
-La verdad es que si, tengo un par de semanas conociendo a un chico que conocí en una cafetería.
-Eso es maravilloso, esperemos que sea un buen chico.
