En una mañana nublada en el Sharon Cemetery de Middleburg, Mary, una mujer de cabellos anaranjado rojizo que se meneaban con la brisa fresca que corría por el sector. Caminaba con melancolía hacia la tumba de su difunto esposo, Adam. Con tres meses de embarazo, su panza dibujaba la promesa de una nueva vida. El cementerio estaba adornado con monumentos de mármol envejecido y rodeado de majestuosos árboles que susurraban historias al viento, que creaban una atmósfera de serenidad.
Al llegar a la tumba correspondiente, se arrodilló, para empezar a trazar sus dedos en la inscripción de su amado. Las flores frescas de color azul que había llevado agregaban un toque de color al paisaje sepulcral.
—Mi amor... —murmuró con la melancolía reflejada en sus ojos—. La vida sin ti se ha vuelto tan difícil. Nunca imaginé que enfrentaría un embarazo sola.
Una brisa suave acariciaba su rostro, mientras continuaba compartiendo sus pensamientos.
—Este lugar es nuestro tranquilo refugio. Aquí, entre lápidas antiguas y la naturaleza, reflexiono sobre todo lo que hemos perdido y ganado. El crecimiento de tu primogénito en mi vientre en estos días tan tristes, pero que siempre tienen un rayo de luz que me hacen seguir adelante. Te prometo que seguiré siendo fuerte, sé que dónde quiera que estés, descansando en paz, me estarás acompañando a todo lugar donde vaya. Te amo y lo haré el resto de mi vida...
Después de sus dulces palabras, Mary besó la fría lápida de Adam, y luego se levantó para comenzar a retirarseóñ del Sharon Cemetery. Cada paso resonaba entre los susurros de las hojas y el suspiro suave del viento que acariciaba los recuerdos y momentos que había vivido con el amor de su vida.
De vuelta en su hogar, Mary intentó sumergirse en la cotidianidad, y se sentó en su sillón, pero el eco de la ausencia de Adam persistía en cada rincón. El silencio de la casa resonaba con memorias, y la futura llegada de su hijo creaba expectativas y miedos entrelazados. En ese instante, el timbre de su teléfono rompió la quietud. Mary miró la pantalla y se sorprendió al ver el nombre de Iris parpadeando en la luz del dispositivo. Con una sensación de curiosidad, respondió la llamada.
—Hola Iris, tanto tiempo sin hablar contigo, ¿Cómo estás?
—Hola, estoy muy bien por ahora Mary. —dijo con un tono de voz emocionado—. Tengo que contarte algo que te devolverá tu sonrisa.
—¿Qué ocurre? —preguntó Mary extrañada.
La voz de Iris, llena de determinación, resonó al otro lado de la línea.
—Primero que nada, necesitamos tu ayuda. Estamos enfrentando una situación crítica, pero hay algo que puede a que suene a que estoy mas loca que de costumbre, pero al parecer es real. Creo que podemos revivir a Adam.
La sorpresa se dibujó en el rostro de Mary mientras escuchaba las palabras de Iris.
—¿Revivir a Adam? —preguntó incrédula—. Creo que de verdad ahora sí se te safo un tornillo...
Con un tono serio, Iris explicó con detalle sobre las piezas y la amenaza de Arzek, destacando por sobretodo la posibilidad de traer de vuelta a quienes ya no estaban con la pieza, además de poder facilitarle ayuda militar para cuando hagan este proceso de resurrección.
Ante la explicación de Iris, Mary se quedó en silencio, asimilando la magnitud de lo que se le proponía. Entre suspiros, finalmente cedió.
—Está bien, Iris. Haré lo que pueda. Pero esto... esto suena muy fuera de nuestra realidad.
La llamada llegó a su fin, dejando a Mary con una mezcla de emociones en su corazón. Salió de su casa, con la mirada fija en el ahora cielo azul despejado. El firmamento, lleno de secretos y promesas, reflejaba la esperanza y la incertidumbre que ahora habían tejido su destino. Con algo de esperanza en sus ojos, Mary susurró al viento.
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Los Héroes Del Edén: Punto De Unión
FantasyLa primera trompeta del Apocalipsis ha sonado, y Jake Bauer comienzó una búsqueda de personas con poderes especiales para formar un grupo y detener esta amenaza que viene desde las mismas estrellas.