Mientras tanto, en Washington D.C., dentro de la nave celestiana, Adam aún se encontraba en su cápsula de recuperación, sumergido en líquido, mientras su cuerpo era reparado por la avanzada tecnología de la nave. Wang, sentado frente de la computadora central, observaba atentamente los datos que se desplegaban en la pantalla. La barra de progreso mostraba un porcentaje que aumentaba lentamente, acercándose al 40%, tal y como Adam se lo había pedido.
Finalmente, el porcentaje alcanzó el 40% y Wang, sin dudar, apagó la máquina y la cápsula comenzó a abrirse lentamente. Un leve sonido de escape de aire acompañó la apertura, mientras que el celestiano abría los ojos y recuperaba la conciencia. Mary, quien había estado esperando ansiosamente, se acercó rápidamente para ayudarlo a salir. Lo sostuvo suavemente y lo ayudó a salir de la cápsula.
—Tómate tu tiempo, Adam. No te apresures.
Adam se sentó al borde de la cápsula, respirando profundamente y ajustándose a la sensación de estar despierto y recuperado, para luego mirar a Wang y Mary con gratitud.
—Gracias a ambos. —asintió Adam—. Sin ustedes, no me habría podido a recuperar tan rápido.
—No te preocupes, ha sido un honor poder ayudarte —contestó Wang.
—Lo único que te pido ahora, es que te cuides —dijo Mary—. No quiero perderte nuevamente, Adam.
Adam asintió, apretando suavemente la mano de Mary en un gesto de cariño y determinación.
—Lo prometo, Mary. Está vez será distinto.
Con una última mirada agradecida a ambos, se levantó completamente y se dirigió hacia una puerta cerrada al fondo de la sala. La puerta, hecha de un material resistente, estaba asegurada con múltiples cerraduras y mecanismos de seguridad, Adam la observó por cada lado viendo alguna abertura, para luego levantar su puño.
—Esa sala ha estado sellada desde que llegué a trabajar aquí. ¿Estás seguro de que quieres hacerlo? —preguntó Wang.
—Es necesario —afirmó Adam, sonriendo.
Con un solo y potente golpe, Adam destrozó la puerta, los fragmentos que volaron por la habitación. Al otro lado, la pequeña sala se iluminó, revelando un traje especial. Estaba colgado en un soporte, irradiando una aura de poder y tecnología avanzada.
El traje era de un material único, diseñado para soportar los combates más feroces. El cuerpo principal del traje era negro, con una textura extraña para el tacto. También tenía una capa y unas botas eran de un color blanco platinado, brillando con un resplandor que contrastaba fuertemente con el negro del traje. En el pecho, había un símbolo con forma de ojo, que resplandecía simbolizando la vigilancia y protección.
—Gracias papá, mamá, hermano... —susurró Adam para si mismo.
Rápidamente, comenzó a ponerse el traje, sintiendo cómo se ajustaba perfectamente a su cuerpo, como una segunda piel. La capa se desplegó detrás de él, y las botas hicieron contacto con el suelo, emitiendo un leve sonido de paz.
Mary y Wang observaron en silencio, impresionados por la transformación de Adam. Cuando finalmente terminó de ponerse el traje, se volvió hacia ellos, su figura era imponente y llenaba de esperanzas a los dos que estaban frente a él.
—Ve y salva al mundo nuevamente, Celestial.
Adam asintió solemnemente, acercándose a Mary por última vez, y la abrazó para despedirse.
—Volveré, lo prometo.
Con esas palabras, se dirigió hacia la salida de la nave, con su capa ondeando tras él mientras caminaba con determinación. Cuando llegó, miró el cielo y con una gran concentración, comenzó a volar en dirección a Chicago.
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Los Héroes Del Edén: Punto De Unión
FantasíaLa primera trompeta del Apocalipsis ha sonado, y Jake Bauer comienzó una búsqueda de personas con poderes especiales para formar un grupo y detener esta amenaza que viene desde las mismas estrellas.