Envuelto en la oscura energía emanada por la fusión de su poder con pieza del Fruto, Arzek se encontraba en el centro de la fortaleza que había surgido en medio del bosque desgarrado por su poder. Los escombros de árboles caídos y la tierra desgarrada contrastaban con la construcción sombría y malévola. La fortaleza, creada con la influencia de la pieza, se erguía imponente con paredes oscuras y torres puntiagudas, columnas de sombras danzaban alrededor de las estructuras, dando a la fortificación un aura siniestra y el suelo estaba marcado por runas oscuras que parecían latir con un poder maligno.
En ese lugar, Arzek comenzó un ritual en frente de una especie de altar. Pronunció unas palabras ininteligibles que resonaban con un eco maligno y el altar comenzó a deformarse liberando una energía oscura que llenó la estancia. De repente, un holograma tomó forma en el altar, y surgió Tremor, el consultor de Arddeus, quien sólo vestía una túnica oscura que ocultaba su cara y solo dejaba ver sus manos.
—Arzek... —dijo Tremor—. Veo que sobreviviste.
—Sí, Tremor. Logré tomar una de las tres piezas, y con ella he levantado una fortaleza en nombre de mi hermano, Arddeus.
—Ya veo... Ha pasado mucha agua bajo el puente desde que trabajamos juntos. Veo que no has perdido la forma —dijo Tremor en tono de elogio.
—Gracias, pero ahora, quisiera pedirte un favor Tremor.
—¿Qué es lo que quieres? —preguntó desconfiado.
Arzek se colocó de rodillas y pidió algo importante para él:
—Yo me arrodilló ante ti. Quería que me dejaras hablar con mi hermano para que me permita volver a sus filas después de cumplir mi misión aquí.
—No puedo hacer aquello —contestó molesto ante el pedido—. Tu acto deshonorable y tu propio egoísmo te llevó a lo que has vivido durante todo este tiempo. Traicionaste el honor de tú propia familia.
—Y créeme que no sabes lo arrepentido que estoy de haber cometido ese error —respondió lamentándose—. Simplemente, buscaba que mi hermano mantuviera el trono.
—Aún así, está complicado el panorama para que puedas hablar con él. Haré lo que pueda, pero hasta entonces, debes hacer cumplir con esta misión y reunir las dos piezas faltantes que están en la tierra y el infierno.
—Eso haré Tremor. Este mundo está dividido. No hay Protectores aquí. no hay Soldados Galácticos, ni Celestianos. La voluntad de Arddeus se hará, y nadie lo podrá evitar.
—Que así sea —susurró Tremor.
Con esas últimas palabras, el holograma de Tremor se desvaneció y el altar volvió a la normalidad. Arzek se quedó allí, contemplando los oscuros cielos desde las alturas de su siniestra creación, con la pieza del Fruto Prohibido en su mano derecha, listo para su próximo ataque.
—Ahora, el siguiente en sufrir mi poder, serán los demonios del infierno.
Mientras tanto en el inframundo, el lugar estaba cargado con una energía oscura y densa. Belfegor y Aiden se retiraban de la sala de reuniones del castillo de Lucifer, quien les avisó sobre la amenaza de Arddeus. Los pasillos del castillo del Diablo eran imponentes y sombríos, con murallas decoradas con inscripciones infernales y antorchas ardientes que iluminaban las oscuras piedras. El perezoso caminaba con paso firme, y el hijo de Lucifer seguía sus pasos, sumido en sus pensamientos. Finalmente, se detuvieron en un rincón sombrío del pasillo, donde las sombras danzaban con la luz de las antorchas, para tener una breve conversación.
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Los Héroes Del Edén: Punto De Unión
FantasíaLa primera trompeta del Apocalipsis ha sonado, y Jake Bauer comienzó una búsqueda de personas con poderes especiales para formar un grupo y detener esta amenaza que viene desde las mismas estrellas.