Capítulo V

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Alex suspiró escuchando a su hermana hablar de lo fantástica que era Lena, intentaba reprimir su sonrisa—supiera que la he conocido—, pensó divertida tomando varios tragos a su cerveza. Admiró el brillo especial que tenía su mirada perdida en la oscuridad, o su sonrisa enorme cuando hablaba sobre dicha ojiverde, su hermanita se estaba enamorando y era inconsciente sobre eso. Recordaba mucho más antes a Kara, amaba escucharla ensayar alguna canción día y noche porque su coro debía presentarse en alguna parte de la ciudad, o su eterna sonrisa brillante invitándola a comer pizza, extrañaba verla bailar. Pero, a pesar de todo, agradecía tenerla viva, eso valía mucho más que cualquier otra cosa. Con una película de Disney a volumen medio, disfrutaban compartiendo juntas, como antes de que perdiera su visión gracias a la traucoma, abrazándola por los hombros dejó que recostara su cabeza sobre el hombro. Esperando paciente a que terminara su plática exhaustiva de la menor Luthor, decidió que era el momento oportuno para hacerle saber su cambio de residencia, esperaba que no se lo tomara a mal.

—¿Kara?

—¿Mhm?

—Quería decirte algo muy importante, pero espero que no te enojes conmigo —fue preparando el terreno.

—Puedes decirme lo que sea, Alex —Kara levantó su mano para tocarle con suavidad su rostro—. ¿Qué sucede?

—Yo... —esperó unos segundos tragando saliva a su paso— Pedí que me trasladaran de National City a otro lugar.

—Alex... —Kara arrugó su nariz— Amas National City, ¿a dónde irás? No creo que te acostumbres a vivir en Metrópolis.

—No es precisamente Metrópolis, hermana —inhaló mucho aire, estaba por decirle su verdadero motivo—. Pedí que me trasladaran a Massachusetts, quiero estar cerca de ti.

—¿Pensaste en nuestros padres?

—Ellos lo saben, Kara. Están más tranquilos sabiendo que sus hijas viven en la misma ciudad.

Kara se quedó en silencio varios segundos, estaba procesando las palabras de su hermana. Cosa que empezaba a preocupar cada vez más a Alex, porque sabía como detestaba ser cuidada como si fuese una niña pequeña. La rubia bajó los hombros resignada, si debía tener a su hermana cerca, no le desagradaba para nada, había sido su soporte junto a sus padres cuando la oscuridad cegó sus ojos. Sonriendo de miedo lado le dio una palmada en la pierna.

—Supongo que no puedo hacerte cambiar de opinión —pudo sentir como su cuerpo se relajó—. Pero, tampoco seré hipócrita, me gustará estar cerca de ti como antes —comenzó a reírse.

—Lo único malo para mí es soportar escucharte hablar de Lena todos los días —la rubia sonrojada le dio un pequeño golpe en las costillas causando su risa—. Grosera, ¿así demuestras tu amor?

—¡Cállate, Alex! —sus mejillas las sentía ardiendo— Lena es mi amiga, además de mi jefa. No sabes lo que dices.

—Sí, como digas, hermanita —rodó los ojos divertida tomando el control remoto—. ¿Quieres elegir otra película? Así iré a preparar otras palomitas de maíz, ya que te comiste todas.

—Estás acusándome injustamente, siempre te las acabas primero —se quejó tomando el control, escuchó como su hermana se iba riendo a la cocina—. Siri, dale play al Mago de Oz.

"Colocado el Mago de Oz"

¿Otra vez esa película, Kara? Te sabes todas las líneas al derecho y al revés. ¿No pudiste poner Singing In The Rain?

—¡No! Me pediste elegir la película y ahora debes aguantarte —le sacó la lengua adivinando donde se encontraba. Alex sonrió negando con su cabeza mientras colocaba las palomitas en el microondas—. Ahora que vas a vivir en Massachusetts, tal vez podrías encontrar el amor, ¿no crees?

 Ojos Del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora