Ojos Del Alma

Capítulo XVI

El traslado de Kara fue discreto, hicieron todo lo posible para que ningún medio se diera cuenta, porque sí, los medios sensacionalistas siempre hallaban la forma de enterarse. La rubia seguía sedada cuando subieron por el elevador privado, sonriendo con tristeza tomó su mano, recordó la primera cita y la gran noche vivida en su departamento, ya extrañaba verla despierta, escuchar su voz, su risa y besar esos hermosos labios suaves color rosa. Reprimía las ganas de llorar, detestaba tener que aparentar ser fuerte frente a sus trabajadores. Cuando las puertas se abrieron, los enfermeros elegidos con cuidado para no violar ninguna norma de confidencialidad. Sus pasos casi se detuvieron abruptamente al ver a su madre esperarla sentada, arqueó una ceja sorprendida, también se encontró a su mejor amiga mirarla con la misma duda y recelo. Sacudió sus pensamientos ignorándola por completo, su prioridad era Kara.

Colocó su mano más la contraseña para ingresar a su laboratorio, asintió ante los gestos de Samantha no verbales que estaba dándole, le pedía que le avisara si pasaba cualquier cosa, respirando profundo, despidió a los enfermeros con una mirada de advertencia. Las puertas se cerraron y sintió como el elevador empezaba a bajar, su cuerpo estaba entrando en tensión, no podía fallarle—"no voy a fallarte, mi amor"—, le acarició el cabello antes de que las puertas volvieran a abrirse dejando a la vista el laboratorio.

—Ya está todo listo, Lena —se acercó Lord para darle el comando—. ¿Está segura que quieres utilizarlo así, sin pruebas?

—No hay otra alternativa, Maxwell —miró a Bruce que terminaba de alistar la camilla— Confío en nosotros, todo saldrá bien.

—Bien —asintió él—. Debemos acostarla en la cámara génesis, ¿cuánto tiempo tenemos antes de que despierte de la anestesia?

—Aproximadamente cuarenta minutos a partir de este momento —le quitó con cuidado las vías que tenían los medicamentos y anestesia—. Bruce, ayúdame aquí.

Este se acercó para cargarla con cuidado, la llevó hasta la cámara que le denominaron génesis—en realidad era una camilla especial—, con la esperanza de devolverles la luz a todos aquellos que lo necesitaran como Kara. Colocándola de forma adecuada, le abrió con mucho cuidado le abrió los párpados dejándolos en una posición fija, asegurándose que todo estaba bien, levantó sus pulgares dándole luz verde a sus compañeros, se colocó junto a ellos colocándose como ellos tres unos googles.

—Iniciando el protocolo SG-L —pronunció Lena en la grabadora evitando por todos los medios que su voz saliera ronca del nerviosismo que experimentaba su cuerpo.

Lena observaba atentamente como los dos nanobots inspeccionaban con sus escáneres cada ojo para buscar los daños, la pantalla de los monitores mostraron en cámara de primera persona cada uno. La científica y CEO levantó los resultados impresos para compararlos, eran exactos. Le pasó las hojas a sus colegas para que revisaran lo mismo, asintieron estando también seguros. Asombrados e intrigados apreciaron como comenzaron a efectuar su trabajo en los ojos de Kara, era sorprendente evidenciar el avance tecnológico, eliminaba tan preciso los tejidos dañados y muertos para establecer otros artificiales.

—Hasta ahora no hay errores, pero hay algo que me preocupa —comentó Lena—. El iris izquierdo sigue sin volver a su tamaño normal.

—Me temo que la tecnología jamás será completamente perfecta —comentó Lord sin dejar de mirar el proceso rascándose la barbilla—. Lo más probable es que le quede así. ¿Qué dices, Wayne?

—Probablemente, lo importante es que el daño se ha revertido en ambos ojos —afirmó el pelinegro con aspecto vampiresco y joven—. Sin embargo, quizá no se le note mucho cuando ambas pupilas se le dilaten.

—Puede ser —asintió mirando que el proceso llevaba ochenta y ocho por ciento—, puede ser, tendríamos que estudiar cómo es su reacción ante la luz.