Ojos Del Alma

Capítulo XVIII

Ingresar a su departamento fue una sensación nueva llena de nostalgia, ¿cómo pudo vivir así tanto años de su vida?, casi quince años para ser exacta. Todo parecía estar sin vida ahora que podía ver con sus propios ojos la decadencia de vivacidad en esas paredes que llama hogar. Si caminar fuera de Luthor Corp fue "revelador", tuvieron que juntar casi su mandíbula cuando observó todo el equipo tecnológico que contaba el laboratorio de Lena, o la decoración tan sofisticada del edificio, era bastante abrumador poder ver cada edificio, los autos pasar y las personas—a quienes tuvo que dejar de mirar fijo—. Kara se sentía como una niña pequeña recorriendo cada rincón, mientras que las chicas optaron por quedarse afuera para darse su privacidad. De repente se vio envuelta por el llanto mirando la foto más reciente de navidad junto a sus padres, hermana, era casi desgarrador el dolor que brotaba de su alma. Miró sus herramientas de trabajo en la pequeña mesita de café, seguro Alex se había encargado de llevarlas ahí. Miró lo que fue su guía por muchos años; el bastón, eso la hizo replantearse de por qué nunca quiso un perro guía.

Siguió llorando hasta entrar a la habitación principal, se sentó unos instantes en la cama, todo era muy gris y no le gustaba, su llanto cesó un poco recordando que no podía quedarse lamentando todos los años pasados, debía regresar con las chicas para ir a la delegación policial de Massachusetts, intentó no hacer el esfuerzo mayor posible, buscaría otra ropa ya que la suya estaba sucia, se comenzó a desvestir, ¿y si se le caía el jabón?

—Demonios —se quejó abriendo el clóset, frunció la nariz viendo toda su ropa, debía renovarla.

—¿Kara? —escuchó a Lena llamarla preocupada, sonrió secando con cuidado sus lágrimas.

—¡Aquí, en la habitación! —no recibió respuesta, solo escuchó sus zapatos de tacón ingresar— ¿Pasó algo?

—Alex me hizo jugar piedra, papel o tijera para venir —Kara negó con su cabeza divertida— Escuchamos que estabas llorando, nos preocupó un poco.

—Entrar aquí fue darme un golpe de nostalgia, ¿sabes? —se giró para abrazarla por la cintura— Tanto color gris me recuerda a la oscuridad que estuve viendo durante más de una década y duele verlo desde afuera.

—Nadie dijo que no te iba a doler, cariño —pasó sus brazos alrededor del cuello—. Más no debería hacerte retroceder, sino recordarte lo fuerte que fuiste y muy valiente al enfrentarla. Nunca te diste por vencida, mírate, eres una gran profesora y tienes grandes títulos universitarios.

—Tus palabras me dan tanto aliento... —unió de nuevo sus frentes abrazándola más cerca de su cuerpo— ¿En serio te gustaría ser mi novia algún día?

—¡Por supuesto, señorita Danvers! —se rio acariciando su nariz con la suya— El día que me lo pidas, o yo a ti, será uno de los momentos felices de mi vida, porque tendré muchos a tu lado.

—Eres un romántica, cariño —sonrió con los ojos llorosos de tanto amor que sentía por ella—. No podría estar más feliz de haberte conocido, pero conocido realmente.

—Me enseñaste tanto, Kara —tomó su rostro con amor—, me diste alas para saber luchar con más fuerza por hacer el bien.

—Naah, solo te di un empujoncito —se comenzó a reír, quejándose por sus costillas—. Empiezo a odiar este dolor, está sacándome de quicio.

—Tranquila, cariño —se rio negando con su cabeza, cerró los ojos permitiéndose disfrutar de su compañía a solas—. Una vez dijiste que no querías despertar porque podías verme, ¿sigues pensando lo mismo?

—No, lo más probable es que no quiera cerrar los ojos para seguir viéndote...

Esas fueron las palabras mágicas para que Lena Luthor perdiera la cordura, no supo si fue el tono tan suave y seductor en que Kara se las dijo, o porque estaba ovulando y las emociones tan fuertes hicieron necesitar a su futura novia con urgencia. Celebrando haber elegido zapatos altos nuevamente, tomó la iniciativa de iniciar un beso profundo, pero a la vez suave, comenzó a desabotonar la blusa de su ojiazul favorita.