Capítulo XII

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Condujo intentando parecer tranquila, cuando por dentro tenía un manojo de nervios, intentaba deducir racionalmente la razón de por qué se le ocurrió invitar a Kara por primera vez a su departamento, no se arrepentía porque estarían juntas toda la noche—jamás podría—, aunque supo de inmediato que pronto le esperaría una larga conversación con quien sería su futura cuñada, Alexandra Danvers. Estuvo bastante atenta a la conversación de las hermanas, porque sí, tuvo esa gran consideración para avisar que pasaría la noche fuera de su departamento y así evitar un revuelo mucho mayor que involucrara al FBI, siendo tan sobre protectora la creía capaz de todo y no podía tan siquiera culparla, ella dejaría que el mundo se perdiera si de ello dependía salvarla. Calmaba sus pensamientos ansiosos recordándose una y otra vez que todo era consensuado, las dos tenían suficiente edad para ser conscientes de sus acciones; sentía que su mente estaba siendo trasladada a una de sus tantas clases, o su primera experiencia lésbica con una mujer que trabajaba para los Luthor, Mercy Graves, no quería tan siquiera recordarlo y tampoco contaba esas experiencias como si fuesen la gran cosa.

Una vez llegaron al costoso estacionamiento del edificio, la pantalla de su móvil se activó mostrándole que tenía un mensaje de alguien que se hacía llamar con el seudónimo de "Green Arrow", era el detective privado. No quiso leer el contenido, prefirió hacerlo a solas, sabía que se trataba de parte de los resultados, su pulso se aceleró porque sabía que podían ser negativos, intentó ignorarlo para concentrarse en la linda voz de Kara, lo hacía con tanta pasión. Llegaba a preguntarse si sentía esa misma adrenalina que estaba invadiéndola, apagó el motor apenas terminó de acomodarse en su espacio privado y algo privilegiado.

—Hemos llegado —aclaró su garganta sosteniendo con ambas manos el volante—. Se me olvidó algo preguntarte si tienes miedo a las alturas, porque vives en un edificio pequeño.

—No te preocupes, lo hago por seguridad únicamente —hizo una mueca en lugar de sonrisa—. Puedo ser arriesgada en algunas cosas, pero dudaría mucho en ingresar a un ascensor sola.

—¿Cómo es eso?

—Cuando era pequeña desarrollé algo de claustrofobia, me escondí en un pozo por jugar a las escondidas. No me encontraron hasta cinco horas después, pero comenzó a ponerse muy oscuro —se rio como si fuese algo muy chistoso—. Así que no, no le tengo miedo a las alturas.

—Aprendiste la lección de no esconder así —sonrió para sí misma ante la travesura—. Como no le tienes miedo a las alturas, déjame decirte que yo vivo en el último piso, es la única forma de que la prensa no robe mi paz.

—Sería buena estrategia si no existieran los drones, Lee —Lena frunció el ceño, no lo había considerado—. Ese silencio significa que no lo pensaste así.

—Está en lo correcto, señorita Danvers —sonrojada, salió del auto para abrirle la puerta—. Lo tomaré como lista de cosas pendientes urgentes por hacer, por ahora tengo otra prioridad.

—Eso sonó bastante misterioso —buscó experta su mano, tomándola con cariño sonrió sintiendo la suavidad que empezaba a amar—. ¿Tendrá que ver con la dichosa conversación pendiente del restaurante?

—Es usted muy inteligente —le colocó la alarma a su auto—, no obstante, tendrás que esperar para decirte más adelante, ni un día más, ni un día menos.

—Mhm... —gimoteó como protesta—. Entonces tendrás que dejarme elegir qué veremos, porque yo soy la invitada.

—¿No sería la justo que yo haga lo mismo cuando voy a la tuya? —arqueó una ceja, vio como Kara solo encogía sus hombros restándole importancia, se rio.

 Ojos Del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora