Hoy era viernes y como todos los viernes desde que Nayeon se había convertido en su pareja, Seokjin pasaba las noches con ella.
Este viernes era ligeramente diferente a los otros porque cumplían seis meses de novios y aprovechando que salieron temprano del juzgado, Seokjin había preparado una cena especial para dos, en la comodidad de su casa.
Todo había quedado maravilloso según las palabras de su invitada especial; así que, luego de recoger los platos, Seokjin sirvió las copas de vino y salió con Nayeon a contemplar la bella noche, cuyas estrellas se podían apreciar a pesar de la contaminación lumínica.
Jin estaba repasando el itinerario de esa noche en su cabeza. Ya habían cenado, ahora estaban charlando con una copa de vino bajo la luz de la luna, en un par de minutos se pondrían melosos y terminarían la velada teniendo sexo en la gran y mullida cama del juez, para a la mañana siguiente ir cada uno por su lado al juzgado como si no hubieran pasado la noche juntos. No era que sus colegas no supieran de su relación, pero a Seokjin le gustaba mantenerse profesional en el trabajo.
Todo iba de acuerdo al plan, o al menos así era hasta que la chica soltó una frase que no estaba en el guión que Jin se había armado en la cabeza.
—¿No dijiste que este barrio era muy seguro? —Y lo era.
Esa había sido la principal razón de Seokjin para conseguir una casa allí, la relativa seguridad.
—Lo es. —Respondio. La chica giró la cabeza sin salir del abrazo que su novio le daba.
—Entonces, ¿Por qué hay un tipo intentando entrar por la ventana de tu vecino?
Jin siguió la dirección que señalaban las uñas perfectamente arregladas de Nayeon y descubrió que efectivamente alguien intentaba entrar a la casa de al lado, casa que había estado en venta hasta la semana pasada y sin embargo nadie se había mudado aún.
En automático sacó el móvil de su bolsillo y marcó a la policía para que vinieran a revisar. No conocía a su nuevo vecino, pero a nadie le gustaría ser robado en su primera semana de mudanza.
—Vamos. —Se dió la vuelta y sintió como la mano de su novia se aferraba al brazo impidiéndole avanzar.
—No pensarás enfrentarte a él ¿O si?
—No lo enfrentaremos, la policía estará aquí pronto. Solo vamos a... Saludar.
Dicho eso volvió a entrar a su casa y silbó llamando a Rudolph. Su perro era la cosa más cariñosa y consentida del mundo, pero no era lo primero que alguien pensaba al ver a un doberman, esperaba que la apariencia intimidante de Rudolph sirviera de algo en lo que llegaban los oficiales.
Nayeon decidió mantenerse alejada, así que Rudolph era su única compañía entre más se acercaba al delincuente que al parecer acababa de lograr abrir la ventana.
—¿Qué crees que haces?
De cerca pudo ver que se trataba de un chico bastante menor que él o quizás podía tener la misma edad de su novia, de cualquier forma no era importante. El intruso respondió de forma muy tranquila, mientras pasaba una pierna al interior de la casa.
—Ah, no es lo que parece yo solo-
El chico se llevó un enorme susto cuando finalmente miró en su dirección y vió al doberman junto a la pierna que tenía fuera de la ventana. Tanto fue el susto que se golpeó la cabeza con el marco, perdió el equilibrio y de alguna forma cayó adentro de la casa.
Seokjin casi se preocupa por él, casi.
Las sirena de la policía se escuchaba a la distancia así que Seokjin se acercó a la ventana.
—Si yo fuera tú huiria ahora que aún tienes tiempo. —El chico le miraba confundido desde el piso, mientras se sobaba la cabeza.
—¡¿Llamaste a la policía?! —Pregunto alterado cuando percibió la sirena.
—¿Qué esperabas que hiciera? ¿Echarte a mi perro? —Como si hubiera entendido la conversación, Rudolph se puso en dos patas asomando la cabeza por la ventana.
El chico retrocedió de nuevo, parecía tener cierta precaución al doberman de aspecto intimidante con sus orejas hacia arriba.
—Tal vez ofrecerle ayuda a tu nuevo vecino, pedazo de imbécil. —Murmuro entre dientes, aunque Seokjin lo escucho perfectamente e hizo una mueca por el vocabulario del niño. No era particularmente fan de las palabrotas.
—Si esta fuese tu casa entrarías por la puerta como una persona normal, además, sin ánimos de ofender, no tienes cara de poder pagar una vivienda aquí.
En ese momento la patrulla de la policía se detuvo frente a la casa. Seokjin asintió al oficial que se bajó y volvió a dirigirse al chico.
»Te buscan.
El chico sonrió de lado y apoyó los brazos en el marco de la ventana inclinándose hacia donde estaba el mayor.
—Grabate bien este lindo rostro porque a partir de ahora será el que te atormente en tus pesadillas. —El chico le sonrió y se alejó caminando de espaldas.
Seokjin regresó a su casa cuando vió a los oficiales haciéndose cargo del intruso, que a su perro parecía agradarle, e intentó retomar su plan original para la noche sin mucho éxito ya que Nayeon aseguró no querer estar cerca mientras el "ladrón" estuviera por ahí y tuvo que llevarla a casa.
Lo más extraño de todo, fue que esa noche Seokjin soñó con el chico de la ventana, tal y como él le había dicho, pero cuando despertó no recordaba lo suficiente del sueño como para saber si se podía catalogar o no como una pesadilla.

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El Veredicto De Jin | Jintae
Fiksyen PeminatSeokjin tenía una vida aburrida, con su aburrida casa, su aburrida novia, su aburrido perro y su muy pero muy aburrido trabajo y eso le encantaba. Era feliz siguiendo una rutina y manteniendo de alguna forma el control en su vida. Todo cambia para...