-Chocolate, chocolate. ¿Donde estás?-Buscaba el chocolate entre los armarios de la comida desesperadamente y no lo encontraba. De repente sonó el teléfono. Miré el móvil y dejé que colgaran pero una segunda vez volvía a sonar. Cogí sin mirar quien era y pregunté.
-¿Sí?
-Sarah, no te enfades conmigo pero quiero verte. Te echo de menos. Siento haber sido tan estúpida. Necesito que...
-Mamá, yo también quiero verte. -Me puse a llorar de la alegría.-Veámonos hoy en mi casa. ¿Te parece?
-Me parece bien. Dame la dirección y voy para allá.
La di la dirección y colgué. Esperé ansiosa mientras comía el chocolate. Sí, encontré el chocolate. Estaba en el armario de los frutos secos. Raro, ya lo sé. Miraba un punto fijo hasta que el timbre me sacó de mi trance. Abrí y vi a mi madre y a un bebé en un cochecito de color rosa fucsia.
-Mamá
-Hija, que grande estás y.-Me miró fijamente el gran bulto que tenía en la barriga.-¿Estás embarazada?
Asentí con la cabeza y mi madre se tapó la boca y la empezaron a caer lágrimas. Iba a ser abuela. Desgraciadamente abuela de un bebé sin padre.
Entró con mi hermana. Supuse que era chica por el color del cochecito. Directamente me tocó la barriga con su cálida mano y me dio un abrazo de esos que me calmaba los miedos de pequeña.
-Te echado de menos.
-Y yo también mamá. Quiero conocer a mi hermana.
Cogió al bebé y me le entregó. Yo le cogí y la miré.
-Se llama Nany.
-Encantada Nany.-La miré y vi que era igualita a mi.
Estuvimos mi madre y yo hablando durante un rato y me estuvo explicando puntos interesantes de los embarazos y cosas así.
Después juntas fuimos a comprar cosas para mi hijo o hija. Mañana me tocaba ecografia para saber el sexo del bebé. Estaba muy emocionada, por fin podría poner nombre a mi hijo o hija
-Ahora la echaré un gel frío sobre la barriga y se lo expandiré...-La ginecóloga me comentaba mientras yo aguantaba los nervios. Les tenía a flor de piel. Me tumbó en la camilla y yo me mordí suavemente el labio mientras acariciaba con una mano mi bulto en el estómago. Me echó el gel y demás. Cuando ya empezó a salir la foto de un bebé pequeñín me puse a llorar de la emoción. Ese era mi bebé.
-¿Es chico o chica?-Pregunté mientras lloraba desconsoladamente de la gran emoción que tenía.
-Pues es...-Miró la pantalla por unos segundos y me miró con una sonrisa.-Es una preciosa mujer.
Me tapé la boca mientras lloraba. Mi niña. Mi madre me miraba con cierto brillo en los ojos. Después de que la ginecóloga llamada Sonia. Lo sabía por su broche en la bata. Me hiciese un chequeo, me limpié la barriga y me estuvo explicando ella lo que debía hacer a partir de ahora. Me tocaba lentamente y suavemente la barriga. Amaría con locura a mi niña. Salimos del hospital y fuimos a casa de mi madre a dar de comer a mi hermana. Decidí que la daría el bibi yo para así practicar.
-¿Mamá como se les cambia los pañales a los bebés?-Pregunté curiosa.
-Así.-Me enseñó y yo me quedé con las ideas.-Luego si quieres la cambias tú.
-Ok, gracias mamá.
Salía de casa de mi madre. Miré al cielo y lo vi un poco nublado. Una sensación me dijo que iba a pasar algo malo. Me asusté un poco pero no le di importancia. Subí las escaleras para llegar a mi casa y me resbale. Vi mi vida pasar por delante de mis ojos. Una lagrima se me cayó y noté un escalón clavarse en mi espalda, otro en mi cabeza y otro en mi pecho. Así consecutivamente. Se repente pare de rodar y caí en el suelo. Poco a poco se me fue nublando la vista a causa del dolor de mi barriga. Mi bebé. Mi pequeñita.
Una luz tenue me despertó y me vi en una sala totalmente blanca. Una enfermera estaba mirándome unas máquinas que tenía puestas.
-¿Que me a pasado?-Pregunte un poco desesperada
-Hola querida. Ya despertó. Se resbaló de las escaleras y un vecino la encontró. Su bebé esta bien y usted a sufrido una grave fractura en el brazo izquierdo.
-¿Mi pequeñita esta bien?-Dije con una lagrima amenazando por salir de mi ojo derecho.
-Si.
La enfermera se fue y yo me di cuenta de la escayola del brazo izquierdo. Me sobé la barriga con la mano derecha y estuve hablando con el ser que estaba creciendo dentro de mi. La niña con la que daría mi vida.
Ya me dieron el alta 5 horas después. Mi madre me acompañaba. Ella vino un poco tarde por que tardaron en localizarla. Efectivamente como tal me esperaba empezó a llover. Juntas fuimos a casa de mi madre por que ella tenia miedo de que me pasase algo. Ella me había traído toda la ropa que pudo de mi casa a la suya. Me quedaría con ella hasta que naciese mi pequeñita. Tenia un nombre en la mente. Un nombre precioso. Un nombre que enamoraría a todos. Igual que la belleza que heredaría de su madre.
-¿Que piensas?-La voz de mi madre me interrumpió los pensamientos.
-Estaba pensando en como llamar a mi hija.-La contesté.
Mi madre me miro con ternura, se levanto y fue hasta la biblioteca que había en casa. Miro en una estantería y cogió un libro cuyo titulo no logre divisar.
-Este es un libro de nombres para bebés.
Lo mire y efectivamente era así. Hojee las páginas.
Después subiré a mi habitación y lo leeré, pensé.
Me hice una ensalada compuesta por lechuga, tomate, cebolla, pepino y un chorrito de aceite y vinagre. Mi madre se fue a comprar y yo me quedé con Nany. La subí a mi cama y me tumbe al lado. La dí el biberón y la dormí y me puse a leer el libro de nombres que mi madre me entregó. Estaba sumisa en aquella lectura. Había muchos nombres y no me lograba decidir. Pero una cosa tenia claro. El nombre que yo quería no le iba a olvidar. Nunca me imaginé ser una madre soltera. Esperaba que tan difícil no fuese.
Aquí tenéis otro capítulo. Os dejo. Hasta el próximo capítulo. Ah, no seáis tímidos y comentar. Me hace ilusión tener lectores y lectoras. ¿Que os parece la historia?
[Uriel]
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Adolescencia Anormal
Teen FictionEstaba llorando en mi cama, ya tenía los ojos rojos de las lagrimas que me caían. Ahogué un grito y escondí mi cara en la almohada. -¡Por qué a mí!- grité.