Lee Minho estaba cansado de todo: de sus clases privadas, de sus "talentos", de fingir su actitud, de su vida sin errores, de sus padres perfeccionistas, y de ver a las demás personas hacer lo que él nunca lograría, sonreír y disfrutar de todo a su...
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Minho esperaba a Jisung, preguntándose mentalmente cómo pedirle a aquel chico las tutorias en inglés que tanto necesitaba.
No iba a negar que estaba un poco nervioso, pues era la primera vez que le pedía a alguien de su edad, o en general que no fuera un señor mucho más mayor, que le ayudara.
Minho era de las personas que casi nunca tenía la posibilidad de socializar demasiado, y que por lo mismo, no deseaba actualmente hacerlo.
Si nunca sabes como se siente, nunca tienes la necesidad de hacerlo, ¿No?
Pues así pensá Minho, y por lo tanto, no sentía la necesidad de sentarse y hablar por horas con alguna otra persona.
No es que no fuera consciente de su dura crianza, eso lo sabía a la perfección. Además de que, constantemente en su infancia tenía envidia de los chicos a los que veía jugar cada tarde desde su ventana.
Quería ser uno de ellos, salir al aire libre, juntarse con otros niños de su edad, correr libre y no preocuparse por sus clases privadas que, seguramente, no necesitaba.
Pero no tenía esa oportunidad. No si no quería decepcionar más a su familia.
Así que ignoraba las constantes súplicas de su corazón de ir y divertirse, diciéndose a sí mismo que era mejor quedarse allí, antes que terminar con algún castigo.
Poco a poco en cuanto fue creciendo, las ganas de salir fueron disminuyendo, hasta no sentir nada de envidia por otros.
Sí, Minho hubiese deseado tener una infancia más normal, en donde el estudio y la diversión estuvieran equilibradas. Pero ya había aceptado que esa era su vida, y si quería vivir con el menos sufrimiento posible, tenía que adaptarse.
Y ahora, aunque no hablaba con nadie a menos de ser estrictamente obligatorio, no significaba que no supiera tratar con las personas.
Minho no era estúpido, había sido criado para no serlo. Por lo que conocía bien cómo iniciar una conversación, cómo mantenerla y cómo conseguir contactos y relaciones de formas sencillas.
Eso para él no era el problema.
Salió de sus pensamientos cuando una vibración se hizo presente en su bolsillo, era un mensaje de Han avisándole que estaba a punto de llegar a su casa.
Se dispuso otra vez a esperarlo, cayendo en cuenta que, todos estos días, había estado más centrado en sus pensamientos que de costumbre.
Y no solo eso, todos los últimos días las cosas eran un poco más raras para Minho, quien estaba enfocado en una rutina en especial y a no quejarse, ahora mantenía cuestionando y planteandose la mayoría de sus actividades diarias.
Pero cuando Jisung llegó, Minho decidió centrarse y dejar aparte todo lo que en su cerebro causaba un desastre.
— Buenas tardes, Lee — saludó primero Jisung, quien dejó sus zapatos en la entrada y con educación pasó a la casa.
— Buenas tardes. — Minho esperó a que Han terminará y lo siguiera de nuevo al segundo piso.
Cuando llegaron de nuevo a su habitación, siguieron el mismo transcurso que la anterior vez. Minho se dispuso a explicarle a Jisung los temas que no entendía y le ponía ejercicios, los cuales Han resolvía correctamente.
Así pasaron las tres horas de tutoría. Y cuando Jisung estaba organizando para ya irse de su casa, Minho dudando todavía se le acercó.
— Han, ¿Puede quedarse un momento para hablar? — preguntó Minho, logrando que Han luciera confundido. El chico solo asintió, esperando a que Minho hablara.
Minho lo guió en silencio y le indicó que se sentara de nuevo, no sabía cómo plantearle la pregunta, si Jisung se negaba, no pasaría nada malo, pero significaría que tendría que buscar alguna manera de aprender que tuviera la misma eficacia que con Jisung.
— Mire, yo ya le había dicho que me había ido bien en la prueba de inglés, gracias a usted y su ayuda. — comenzó Minho, ganándose una mirada curiosa por parte del otro chico —. Y como le dije, los idiomas no son mi punto fuerte. Sin embargo, con usted pude aprender...
— ¿Puede ir al grano, por favor? — interrumpió Jisung, con su típica indiferencia.
— Sí, claro... ¿Podría darme pequeñas tutorías de inglés? — preguntó nervioso Minho, quien parecía querer irse corriendo. —. Le pagaría lo que quisiera, serían los mismos días en los que nos vemos y no duraría más de un hora.
Han pareció pensarlo un poco, y eso desesperaba a Minho, más aún cuando veía a Jisung pensarlo por más de un minuto, dando paso a un silencio tenso.
— No lo sé. — dijo de forma simple Jisung, después de parecer pensarlo por un rato.
— Por favor, Han. — rogó Minho, intentado que Jisung accediera.
— Solo si me cumples con algo — Jisung lo miró con algún sentimiento fuera de lo normal, y Minho podía ver la sonrisa burlona en su cara.
— ¿Con qué? — preguntó con curiosidad.
— Este domingo, por la noche. Saldremos a un lugar que conozco.
El aire pareció detenerse para Minho, eso o sus pulmones no eran capaz de funcionar. Porque pronto se había quedado sin aire, su corazón había empezado a bombear con mayor rapidez y en su mente la petición del mayor no cobraba sentido alguno.
¿Salir con él? ¿Acaso está loco? — fue lo que pensó Minho, sin poder responderle todavía a Jisung. Todo había ocurrido de sorpresa.
— L-lo siento... — respondió Minho, luego se haberse quedado callado por un momento. No sabía cómo responderle, pero sí sabía que era un no.
Jisung parecía conocer la respuesta, porque en su rostro la expresión de burla no cambió. Se preguntó a sí mismo, ¿si sabía que iba a negarse a su favor, por qué lo ayudó creyendo que algo iba a cambiar?
— Pero no puedo cumplir ese favor.
— Bien — le dijo a Minho, mientras caminaba de nuevo a la salida —. Espero en tus próximas pruebas te vaya igual de bien.
Minho solo vio como aquel chico azabeche se iba alejando, lo siguió hasta la puerta, donde desapareció de su vista al cruzar la orilla de la calle.
Sería una pésima idea aceptar aquella salida, no podía lanzarse a la suerte con sus padres, y aún si no fuera por ellos, Jisung no le causaba confianza como para ir un domingo a plena luz de la luna a un lugar que no conocía.
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