XXVIII

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Con un ambiente tenso, el silencio envolvía la habitación y las miradas evitaban cruzarse. En el mueble de la pequeña sala, que estaba en medio de la habitación, Phantom permanecía en silencio, observando detenidamente. La presencia del hombre resultaba incómoda.

— Bueno — empezó Phantom, rompiendo el silencio — ¿Cómo sigues?

— Bien, gracias — respondió Sodo — Nunca había hablado contigo, así que imaginas que quiero saber qué te trae aquí.

— Pues el mejor amigo de mi novio está enfermo — sonrió con burla — así que quise ser bueno, venir a verte y poder conocerte por fin.

— Bueno... — empezó a decir, sin quitar la mirada en el contrario — yo no soy su mejor amigo, pero agradezco que hayas venido, creo.

— Es un grato placer — dijo, desviando su mirada al cuerpo de Sodo — Qué lindo suéter.

— Gracias — dijo, dudoso.

— ¿Sabes que Swiss tiene uno igual? — preguntó con una sonrisa cortante.

Sodo empezó a ponerse algo nervioso; sabía que Phantom estaba ahí por algo más que solo visitarlo. La actitud desafiante, burlona y algo molesta; todo su lenguaje corporal lo dejaba ver que estaba tratando de descubrir algo. Entonces, necesitaba cuidar sus palabras.

— Sí, creo que es de él.

— ¿De verdad? — dejó salir una pequeña risita — Bueno, de verdad te aprecia mucho. Él no presta sus cosas con facilidad.

— Somos muy buenos amigos — interrumpió.

— Ya lo creo — dijo, cortando con una mirada seria — Dime, Sodo, ¿no crees que Swiss está algo perdido?

— ¿Perdido?

— Sí. Se la pasa en las nubes todo el tiempo, pensando en quién sabe qué. También se muestra algo distante conmigo...

— Bueno, creo que en eso no puedo ayudar.

— Claro que puedes, es más, creo que tú eres la solución a mis problemas.

— Podría hablar con él — sugirió — pero creo que sería sano que tú le dijeras cómo te sientes.

— Sodo, de verdad, odio que intenten engañarme.

— Y yo detesto que no me hablen claro.

— ¿Hablarte claro? — soltó una risita incrédula — Está bien, pasemos a lo que realmente vine.

El pelinegro empezó a buscar en sus bolsillos, sacando de este un celular. Cuando lo dejó a la vista de Sodo, pudo notar que era el de Swiss. Después de buscar un momento en la pantalla, dejó ver a Sodo esta misma, mostrando una foto. Sodo abrió los ojos con algo de sorpresa, pero los quitó rápidamente.

Swiss besando la mejilla de Sodo, mientras este al parecer estaba dormido y sin camisa. Maldito idiota, ¿cómo se atrevió a tomarle una foto dormido? Pero ahora lo que le preocupaba era excusar tal foto ante Phantom. ¿Cómo excusara algo así?

— ¿Y qué tiene de malo? — preguntó el menor, fingiendo tranquilidad en su mirada.

— Quiero que me lo digas tú.

— Pues yo no veo nada de malo. — expresó — Lo único malo que veo es que Swiss se atrevió a tomarme una foto dormido.

— Es obvio que ahí pasó algo más — se levantó de su asiento, acercándose a Sodo — Deja de jugar conmigo.

— Yo no estoy jugando, te estoy diciendo la verdad — sonrió con modestia — ¿Acaso no te crees capaz de mantener feliz a un hombre como Swiss?

Internamente Sodo maldecía sus palabras, que salieron de la nada; no debió decirlas.

Primera de muchas (Swissxsodo Omergaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora