XII

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Mountain y las Ghoulettes esperaban a sus cuatro amigos en el lobby antes de partir. En esta ocasión, Copia optó por quedarse, ya que estaba cansado.

—  Estamos listos — anunció Aether, acompañado por sus tres amigos.

—  Muy bien, chicos, vámonos. De lo contrario, tendremos menos tiempo para explorar — apresuró Sunshine, tomando de la mano a Cumulus y Cirrus mientras salían del hotel.

Una vez afuera, se dividieron en las camionetas, las cuales los llevarían a la ciudad costera, donde planeaban pasar tiempo en la playa más tarde. Llegaron a su destino y bajaron con gran entusiasmo. Aunque no era la primera vez que visitaban el lugar, había pasado un tiempo desde su última visita.

—  Vayamos por esos helados que probamos la última vez.

— ¡Sí! Se me antoja uno de plátano — expresó Aether con emoción.

Recorrieron el área por un tiempo, observando los souvenirs que se vendían y comprando algunos de ellos. En un puesto vieron un llavero con la forma de un gato negro, el cual Swiss tomó y solo pudo pensar en una cosa.

—  Mira, Sodo — le mostró el llavero que había comprado — eres tú.

Sodo alzó la ceja, un tanto confundido. Swiss, sonriendo, le entregó el pequeño souvenir, y Sodo correspondió con gratitud y una sonrisa. Aunque no entendía completamente, encontró el gesto tierno.

— Gracias, Swiss — observó detenidamente el llavero.

El mayor lo abrazó por los hombros y caminaron juntos hacia sus otros amigos. Pasaron una tarde encantadora, disfrutando de una comida en un restaurante y luego continuaron explorando la zona.

—  Ya es hora de ir a la playa — recordó Sunshine emocionada.

— Correcto. Recuerdo que desde allí, el atardecer es espectacular — añadió Cumulus.

Todos estuvieron de acuerdo y siguieron a sus amigas. Tardaron algunos minutos en llegar a una montaña de rocas, y cuando subieron, Sodo resbaló y Swiss lo detuvo desde atrás, sujetando su cintura.

—  Esto me trae muchos recuerdos — dijo Swiss, mirando hacia arriba y sumiéndose en sus pensamientos, mientras Sodo recuperaba su compostura con un ligero rodar de ojos.

Cuando terminaron de subir, confirmaron que la vista era tan impresionante como las Ghoulettes habían mencionado, por lo que algunos tomaron fotos. Luego se sentaron y compartieron una charla animada durante un rato. 

—  Por cierto, Sodo, ¿escuchaste los ruidos de la madrugada anteayer? Se escuchaban en todo el piso, pero no tenía idea de cuál habitación provenían.

—  Sí, los escuché. Casi no me dejaron dormir — respondió Sodo, maldiciendo internamente al moreno a su lado, quien fingió mirar hacia otro lado.

Siguieron conversando, y en algunos momentos Swiss decía cosas que hicieron sonrojar a Sodo. Este último trató de no ser demasiado obvio al respecto.

Ligeramente cansados, regresaron a las camionetas que los esperaban. En el camino de regreso, Sodo se quedó dormido en el hombro de Rain, y Swiss observó esto con dulzura. Al llegar, Rain estaba a punto de despertar a Sodo, pero Swiss lo detuvo en seco y le hizo una seña para que le diera espacio. Luego, levantó al menor, cargándolo sobre sus brazos.

—  Qué amable eres, Swiss. Mi papá hacía lo mismo conmigo cuando era pequeño — compartió Rain, con nostalgia en su voz.

— Pues sí, tal vez si continúo así, un día Sodo me llame "papi" — rió para sí mismo, despidiéndose del menor, quien no entendió la insinuación.

Solo Rain notó la mirada de Swiss mientras cargaba a Sodo, ya que Swiss no habría hecho eso de lo contrario. Tomaron el elevador, y mientras subían, Sodo comenzó a despertarse, viendo al que lo sostenía.

— Hola, Swiss — sonrió con los ojos adormilados — ¡Swiss! — trató de alejarse del aludido.

Este último solo lo acercó más a su cuerpo para evitar que Sodo se bajara. Entre jalones e insultos por parte del menor, finalmente llegaron a la habitación de este último. Swiss abrió la puerta y entraron en la habitación, dejando caer a Sodo en su cama.

—  ¿Crees que pueda cobrarme el regalo de hace un rato? — preguntó Swiss con una sonrisa.

—  Los regalos no se cobran — entrecerró los ojos Sodo, recargándose en la cama sobre sus codos

— Bueno, ignoremos eso por hoy — sonrió mientras se quitaba su camisa.

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Oigan nmms, esto es un coger ajajja, ame mi chiste malo de papi, nono, es que chistes de los que no tenemos papá 

siento que estoy yendo muy rápido en algunas cosas, pero no importa bro, hago esto por mero placer, no se crean, osea si, pero igual le hechare ganas porque quiero que sea un buen fic

gracias por leer 

— eyes

Primera de muchas (Swissxsodo Omergaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora