Paternidad

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Aquella habitación de hotel se ha convertido en su nuevo hogar. O por lo menos, el provisional.

El dormitorio es pequeño pero elegante y limpio. Tiene incluso un pequeño balcón en el que pasa la mayoría de la noche ansioso por dejar salir a su lobo en aquella estresante ciudad, y su estresante vida.

A penas ha podido dormir por las noches, sabiendo que su mate está a pocas manzanas, y teniendo que mantenerse separado de ella.

De ellas.

La segunda razón por la que no ha podido pegar ojo es esa pequeña bola rubia que no esperaba encontrarse. Su hija.

Asimilarlo no fue fácil, comprender por qué se fue Sara y no enfadarse por ello. Pero no puede evitarlo. Se siente solo, engañado y, extrañamente triste.

Tras un suspiro de cansancio, el lobo coge el teléfono y marca el número de aquel que si puede escucharle.

- Hola, Luka.- Contesta la voz al otro lado con la serenidad de que hubiese estado esperando esa llamada horas.

- Alpha.- Saluda él copiando su tono algo seco pero formal.- Te llamo para pedirte más días de permiso aquí. Necesito más tiempo. Tal vez solo unas semanas, pero quizá luego necesite más. Aunque volveré para el nacimiento de tu hijo, si no Luna me mataría.

- Lo se.

La afirmación no solo se refiere a las vacaciones, ni a la promesa a la Luna de MoonWild, si no a Sara. Al bebé. A que lo sabe todo.

- Entonces también sabrás que soy padre.

El silencio es la más evidente afirmación. El Alpha no tiene por qué explicar nada, tampoco Luka le está pidiendo esas explicaciones. Se recuesta en la cama con el teléfono en la oreja dejando escapar todo su cansancio de golpe a modo de suspiro.

Se soba las sienes por el cansancio procurando mantener la poca paciencia que parece quedarle.

- Todos os hicisteis cómplices de esto.- Su voz suena seria, y no dolida como debería. Tan solo es un dato.

- ¿Como está?- Pregunta Darius.

- Es una niña hermosa. Se parece tanto a mí que ha sido indudable. Además... Siento como... No se explicarlo.

- Lo entiendo. Mi hijo aún no ha nacido y ya me siento así. Protector, ansioso, alerta.

- Si. Pero eso es otro tema. El embarazo...- Su voz se oscurece como si estuviese discutiendo con su lobo.- Me enfada tanto no haber estado en esos meses.

Un pequeño descanso hace que todo su enfado se concentre, apretando los dientes y controlando al animal dentro de él.

- He estado presente estos ocho meses de embarazo de Luna. Os he visto felices, tristes, emocionados y asustados.- Luka suspira.- Se lo mal que lo pasan en el embarazo. Las noches en vela y los vómitos, los dolores y el cansancio. No me perdono, y no se lo perdono a ella, que haya pasado por eso ella sola.

Darius parece comprender lo que siente, porque no se le ocurren palabras de ánimo suficientes ni ningún buen consejo que le consuele por lo que opta por quedarse callado.

- He perdido casi un año de la vida de mi propia hija y alejado del amor de mi vida.

- Pues no te saltes ni un día más, Luka.

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Jamás ha estado tan ansiosa por algo. A pesar de no ser una persona muy indecisa, el armario se ha convertido en su peor enemigo porque no encuentra nada adecuado para la ocasión.

El Regalo Del BetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora