Hope y Elliot

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Para Luka, no tenía ningún sentido estar ahí ahora mismo. Desde el principio supo que no era una buena idea, a pesar de la insistencia de su Alpha porque saliese y cambiara de aires.

Él no quería. Al Beta le gustaba su aire, el que se había ido hace más de cinco meses. Asumir que había perdido a su mate le estaba costando más de lo normal. Había tardado un mes entero en salir de su habitación y ahora únicamente lo hacía para centrarse en su trabajo, o eso era hasta ese mismo momento.

Las luces del bar eran escasas y de colores. La barra, pocos metros más allá, estaba abarrotada de hombres y mujeres. En la pista de baile, muchos se apretujaban al ritmo de algún tema movido.

Sin embargo, Luka lleva más de media hora en la misma posición, en una esquina del local y cruzado de brazos. Tan distraído en su propia miseria, que no se da cuenta de que, cerca de la barra alguien le observa.

El castaño suspira cansado, debatiendo en irse de nuevo a casa o fingir un poco más para que Darius no piense que no lo ha intentado.

- Hola.

Una dulce voz interrumpe su soledad a poca distancia. La mujer de pelo largo sonríe coqueta al Beta de la manada, caminando desde la barra desde la que lleva un rato observándole. 

- ¿Puedo ayudarte?- El tono de Luka no suena especialmente amable, viendo sus planes de salir de allí rápido frustrados.

- Tal vez ambos podemos hacerlo.- Ríe.

Ella acaba de llegar a la manada. Sin muchos contactos ni amistades y sin haberse hecho aún un lugar.

Los dos comprenden lo que quiere decir con aquello y, por primera vez, el hombre piensa en que tal vez Darius tenga razón.

Sara no va a volver. Ha hecho a su mate huir de él, literalmente, y ella no va a regresar. No lo hará jamás. 

El hombre fuerza una sonrisa que a ella le parece suficiente respuesta.

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El día está soleado en MoonWild, a pesar de que no lo sea en la mente de Sara que no puede dejar de darle vueltas a la discusión con su mejor amigo, si es que lo seguían siendo.

Hope la saca de su ensoñación cuando ríe contenta, ajena aún a los problemas del mundo. Aunque la tiene sujeta de la muñeca, no puede evitar que la niña se acerque al pequeño bulto que sostiene Luna con interés.

Su amiga y Luna acuna al niño mientras observa a la rubia, esa que a penas ha dicho palabra desde que decidieron quedar en el jardín de la mansión.

- ¿Estás bien? Creí que querrías ponerte al día, pero no dices nada.

- Perdona.- Sara sonríe de forma dulce a la loba que le contesta del mismo modo.- Tienes razón.

- Parece que se llevan bien.

Ambas madres miran con orgullo cómo sus cachorros interactúan. Llevan ahí un par de horas y Hope parece no haber apartado la mirada del heredero. Riendo cada poco y señalándolo como si fuese un muñeco.

Elliot es muy tranquilo, como un verdadero Alpha, y solo despierta para demandar comida o un cambio de pañales.

- Deben hacerlo. Serán el futuro de esta manada.- Una suave sonrisa ilumina el rostro de Luna que acuna a su hijo con mimo.- El uno se hace fuerte con el otro, como nuestros mates.

 - No sé mucho de ser Beta más allá de lo que enseñan a los cachorros.- Admite avergonzada Sara.- Tendrá que ser Luka quien la instruya, pero más adelante.

El Regalo Del BetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora