La Loba Y El Humano

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La mirada fija en la pared.

Lleva casi dos horas mirando ese exacto punto desde que despertó, desorientado en aquel lugar, y parece no haber encontrado lo que buscaba en él.

En todo ese tiempo, solo habían pasado las enfermeras por su triste habitación para cambiar sus vendas o suministrarle los medicamentos. Han sido muy amable con él, demasiado, cuidando de su salud.

Es como si esperase el momento en que Luka venga a darle su merecido.

Harper suspira una vez más y, casi al mismo tiempo, la puerta del blanco dormitorio se abre con un chirrido que a cualquiera le daría escalofríos.

La mirada del pecoso por fin abandona aquella pared, para ver aquella cabeza tímida que se asoma despacio.

Sin embargo, pronto la aparta comprendiendo que no tiene la cara para mirarla. No a ella.

- Creí que no vendrías.- Es lo primero que se le ocurre decir puesto que Julieta se queda ahí, a un lado de la camilla y totalmente callada.

- Me avisaron de que habías despertado y quería asegurarme de que estabas bien.

La respuesta es escueta. Los dos parecen incomodos en aquella situación en la que han acabado.

La mujer no quería ir a visitarlo. Desde aquella mañana del secuestro renunció a la idea de que la Diosa Luna estuviese en lo cierto y aquel bonito hombre fuese su pareja destinada. Sin embargo, lo era.

Su corazón latía más rápido a su lado y su loba salta contenta cuando lo ve. Aún lo hacía a pesar de todo y, por eso, sus instintos lo llevaron a estar ahora en aquella habitación del hospital.

- No lo esperaba. Después de lo que dijiste en el bosque.- Confiesa el pelirrojo.- Que no te importaba.

No lo dice con rencor, ni con burla. Tan solo dice la verdad. Ha pensado en lo que el Alpha dijo sobre romper los lazos de los mates. Ha pensado en lo equivocada que estaba y en todos los errores que ha cometido.

- Harper, no voy a luchar por algo que no claramente no quieres.

Julieta se cruza de brazos y frunce ligeramente el ceño, sin embargo, tampoco parece enfadada sino más bien, resignada.

- Entiendo tu situación, pero no voz a arrastrarme porque fuerces algo que no sientes.

Harper cierra los ojos. Aquellas palabras son exactamente las que tendría que haber aplicado con su mejor amiga. Ahora ve, demasiado tarde, lo ridículo que ha sido. Lo desorientado que ha estado desde que llegó a MoonWild.

Aún le parece irreal, todo esto de los hombres lobos. Y pensar que hace unos días tan solo vivía una vida aburrida y monótona en la gran ciudad. Como la echa de menos.

Como le gustaría fingir que no ha descubierto nada de esto.

- ¿Estoy metido en un lío?

- No. Sara no va a culparte de nada, ni frete al consejo ni frente al Alpha y Luna.- Niega con la cabeza causando un suspiro de tranquilidad en el hombre.- Y Luka aguantará la decisión de su mate mientras no vuelvas a acercarte a su familia.

- Genial...- Murmura con ironía apartando la mirada y posándola de nuevo en aquella aburrida pared demasiado blanca.

Ha sido un ridículo. Ha perdido lo que tenía por algo que quería tener. Porque lo quería con todas sus fuerzas, ¿verdad?

Ahora, después de todo, cuando mira a aquellos ojos grandes y marrones, no lo tiene claro.

- Tengo preparado tu billete de avión para esta misma tarde y llegarás a Los Ángeles antes de que amanezca.- Julieta habla pero el hombre no lo escucha en realidad.- Solo tienen que darte el alta y recoger tus cosas.

Harper parece perdido en sus pensamientos y la habitación queda en silencio un rato lo suficientemente largo como para que Julieta cambie el peso de un lado a otro incómoda.

De repente el pelirrojo se incorpora, sentándose en aquella cama en la que ha estado demasiado tiempo tumbado.

Sus ojos se cruzan de una forma especial con los de la castaña. Como si verdaderamente, por primera vez, la viera.

La mujer de pelo corto no puede evitar pensar que ojalá la hubiese mirado así la primera vez. O cualquiera de las otras veces.

Y ahora que ya se ha rendido en recibir algo de él, es cuando sus ojos le dicen por primera vez algo que no sea rechazo.

- ¿Romperás el lazo?

- ¿Qué?

Ahora la desorientada es Julieta, con los labios entreabiertos y el ceño fruncido con expresión clara de confusión. Como si ella también hubiese estado metida en sus propios pensamientos hasta entonces.

- Lo que dijo el Alpha en aquel bosque.- Vuelve a repetir el hombre como si se lo explicase a una niña pequeña que no comprende.- Que era posible terminar con el vínculo y hacer cada uno su camino por separado... para siempre.

De nuevo la indiferencia reina en el rostro de Julieta. Tal vez con otro sentimiento en el pecho, pero que no piensa mostrarle a su mate.

La pausa se hace unos segundos más larga de lo que debería. Pero por que no es algo con lo que se pueda jugar. El destino de una pareja errada como la suya.

- Si es verdaderamente lo que quieres.- Explica resignada y encogiéndose de hombros.

Si, ¿no?

El Regalo Del BetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora