Sobre la mesa de madera gastada, una pequeña tarta a medio comer. Aunque ya fría, una única vela medio gastada decora la parte superior.
Un año.
Sara suspira con nostalgia, pues parece que fue ayer cuando tuvo que marcharse de MoonWild con la intención de no regresar.
Que equivocada estaba. Que equivocada estuvo siempre.
Amor y pasión siempre sobró en su relación con aquel hombre. Sin embargo, faltó confianza, comunicación y entendimiento.
Todos somos nuevos en esta vida y tenemos miles de primeras veces. Ello no los excluyen a ellos. Nadie nace sabiendo la forma perfecta de amar, si no que se aprende.
La Diosa Luna había sido bondadosa con ellos, dándole tantas oportunidades para remediar sus errores.
- ¿En qué piensas?
- Un año. ¿No te parece increíble?- Exterioriza su preocupación y felicidad al mismo tiempo la mujer de pelo rubio.
- Lo que me parece increíble es que tan pocos invitados puedan montar todo este desastre.
Sara ríe sin poder evitarlo y Luka le regala un dulce beso en la frente tratando de borrar cualquier rastro de preocupación.
No muy lejos de ahí, Luna sonríe cómplice ante el romántico final que una vez le tocó a ella vivir, comiendo el trozo dulce, casi empalagoso, del pastel.
- Beta.- Desde el otro lado de la habitación el gran Alpha de MoonWild llama con exigencias, caminando con el heredero en brazos y siendo perseguido por el rápido gateo de cierta criatura rubia que parece no querer desprenderse de sus pies, siguiendo su rápido ritmo.
- Dile a tu hija que deje de acosar a mi hijo.- Gruñe cuando llega al fin frente al resto de los invitados, que son tan solo tres o cuatro adultos más.
- Dile a tu hijo que deje de llorar cuando no está cerca de mi princesa.- Contesta del mismo modo el castaño recogiendo a su hija con un solo brazos que se mueve en dirección a aquel bulto que descansa en calma.
- ¡Luna! Dile algo.- Se queja como un crío Darius.- Mira cómo se lanza a mi niño.
- No seas así.- Le regaña la mujer riendo por lo bajo por la situación de esos dos padres sobreprotectores.
- ¡Sara!- Llama la atención con el mismo tono infantil de indignación Luka buscando que se meta a defenderlo.
La rubia no dice nada. Pero sonríe ampliamente y esta se extiende más por su rostro cuando Hope llega a sus brazos.
- He pensado que deberíamos tener más cachorros.- Murmura cerca de su oído el hombre haciendo que miles de escalofríos recorran su cuerpo.
Los demás parecen distraídos, o no se quieren enterar.
- ¿Más?- Pregunta la mujer abriendo bien grandes los ojos.- ¿Ahora?
Luka sonríe de forma coqueta. De esa forma que siempre le hace ceder. Eso, junto a la mano que busca tocar más allá de su cintura, la dejan durante unos segundos desorientada.
- Bueno... Tal vez luego.- Habla con la voz dos tonos más grave de lo normal.- Con tal de que vayamos practicando desde esta noche.
Las mejillas de la rubia se vuelven rojas como dos tomates y siente un repentino calor cuando la mano de su mate roza su marca.
- Piénsalo.- Sigue tentando el Beta.- Mis cachorros... Ahí.- Termina por decir señalando su estómago bajo.
- Debemos marcharnos.- Luna interrumpe, con justo detrás suyo aquel lobo de ceño fruncido que es el Alpha.
Luka y Sara dejan lo que están haciendo rápidamente y con una mirada inocente de no haber roto un solo plato.
Con una mueca de disculpa y un par de besos de despedida, Luka, Sara y Hope se quedan ahí solos de nuevo, pero en una tranquilidad absoluta.
Luka comienza a recoger los platos y restos de comida. La cabaña es pequeña como para tener tanto desastre y, sin embargo, no lo cambiaría por nada del mundo.
Sara aún no se levanta, jugando con Hope que parece encantada por el trato de su madre. Pateando al aire parece querer salir corriendo de las cosquillas que no se detienen ni ante su dulce risa.
Solo cuando cesan las cosquillas, a la pequeña mini rubia le da por balbucear. Y aunque al principio no tiene nada de sentido, de repente una silaba hace que Sara se congele.
- Ma...
- ¿Que has dicho?- Susurra aún incrédula.
- M...Ma...
- ¡Luka!- Grita emocionada.- ¡Luka, ven corriendo!
Alargado y como un resorte el lobo solo necesita un par de segundos para estar junto a su familia. Con la respiración entrecortada y los ojos bien abiertos del susto.
- ¿¡Que pasa!?
- Creo que está diciendo su primera palabra.- Sonríe sin dejar de mirar a su bebé que alterna entre sus dos padres.- Y creo que va a ser mamá.- Murmura.
- Mamá. Di mamá.- La alienta hablando casi de forma infantil.
- Venga, princesa.- Anima también su padre.- Mami.
El corazón de ambos aporrea esperando a Hope, que parece entre confundida y divertida por la atención exagerada de sus progenitores.
- Mmm...
Sara asiente varias veces emocionada.
Sin embargo, la palabra que sale hace que de nuevo se quede helada, pero esta vez sí una sola expresión en su rostro.
- Pa...papi.
- ¿Que ha dicho?- Pregunta Luka intentando mantener la risa.
El rostro de Sara se torna pálido con un gesto de enfado e incredulidad. Luka ríe cogiendo al bebé en brazos y dejando un beso en su pequeño rostro, justo al mismo tiempo que Sara se levanta caminando con los brazos cruzados en forma de protesta.
- No te enfades.- La persigue el Beta sin poder borrar la sonrisa.- Sara, mi amor.
- Tienes razón. Tengamos más cachorros.- Se gira aún con los brazos cruzados y el ceño fruncido.- Hasta que nos salga uno que sí que sea agradecido.- Dictamina sacándole después la lengua a la pequeña niña que, en vez de sentirse ofendida, solo ríe alegre.
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El Regalo Del Beta
WilkołakiLo que la Diosa Luna ha unido, no lo separa nadie, por mucho que Luka y Sara se empeñen en ello. La pareja de mates, después del doloroso tira y afloja de dos años, terminan en lo que parece una separación definitiva. Así es mejor. Un Beta como él m...