La Calma

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A pesar de la tormenta que había tratado de ahogarlos, todo era calma ahora. A pesar de que aún caen algunas gotas, nada comparado con lo que hace una hora se desarrollaba en aquel bosque.

Sara no aparta los ojos de aquel pequeño animal que corre por el bosque de un lado a otro, entretenido con cualquier planta, pequeño insecto y charco. Sus pasos cada vez son menos torpes, como si se estuviese acostumbrando a esas cuatro patas.

- Luego tendremos que darle una ducha.- Rompe el silencio.- Es la sexta vez que se arrastra por el barro.

A su lado, Luka alterna la mirada entre su hija y su mujer. Ahora que su corazón vuelve a latir despacio, y que sabe que están a salvo, tan solo disfruta de aquel momento tan familiar.

- Primero tenemos que conseguir que se transforme de nuevo.- Ríe ligero.- Tiene que descubrir cómo hacerlo. Cuando esté lista para volver a su forma humana lo hará sola.

La roca sobre la que están sentados ha vivido mucha parte de su historia. A ambos les parece increíble que ahora, muchos años después y tras varios percances, sea testigo de la primera transformación de la hija que formó aquel amor adolescente.

- Sobre el trato...- Vuelve a interrumpir el silencio la mujer apurada.- Siento haberlo hecho, y además sin avisarte. No sabía qué hacer para calmarlo y pensé que si con alguien merecía estar nuestra hija es contigo. Yo...

- No tienes por qué justificarte.

Contrario a lo que pensaba que ocurriría, Luka no se ve enfadado ni siquiera confuso ni triste. Sus ojos oscuros brillan con aquel sentido amor que siempre le ha caracterizado siempre.

- Es lo más valiente que has hecho jamás, Sara.- Murmura acercándose aún más a ella convencido de lo que dice.- Y te amo aún más por ello.

Sara parece quedarse sin palabras. Es el efecto que siempre tiene en ella. Desde antes de saber que serían pareja destinada y aunque deseara serlo, sabía que aquella forma de mirar la volvería loca.

No tiene nada que decir así que planta un pequeño beso en la comisura de sus labios, con el que el lobo se siente más que satisfecho, y agarra su fuerte mano entre las suyas buscando ese contacto físico que tanto le gusta.

- Siento haberte separado de nuestro lado tantas veces. Creo que lo hago casi sin pensar cuando tengo miedo de que algo salga mal. Aunque solo estropeo más las cosas.

- Yo siento no insistir en quedarme. Pero ahora que he estado tan cerca de perderos dos veces, no pienso volver a separarme. Ni aunque me insistas.- Promete el hombre con una media sonrisa.

Su pelo oscuro gotea aún por toda la lluvia que cayó en él, dejándolo de un color más oscuro.

Justo entonces, la pequeña loba de suave pelaje castaño brinca hasta aquella piedra donde están sus padres y, sin previos avisos, se convierte de nuevo.

La cachorra da paso a aquel bebé que mira con los ojos bien abiertos a ambo, riendo como si hubiese sido lo más divertido del mundo. Sentada en aquel césped de flores como si no hubiese atacado a un hombre una hora atrás. Volviendo a ser la inocente niña que tan solo gatea y se mete todos los juguetes en la boca.

Sara no tarda en recoger a su pequeña y acunarla entre sus brazos donde ella siempre juega con las hebras de su largo cabello.

- ¿Te parece normal?- La rubia parece entre preocupada y divertida mientras quita alguna hoja y rama pegadas a su bebé.- Cumplirá un año la semana que viene y ya se ha transformado.

Luka tan solo se encoge de hombros. El mismo se transformó a más corta edad que el resto de los lobos de su generación. Aunque no es común, muchos son capaces de hacerlo desde casi su nacimiento.

- Mira mi princesa.- Dice su padre con orgullo mientras la acaricia.- Es toda una adelantada a su edad.

- Sin duda será una buena Beta, como su padre.- Murmura con una sonrisa bien amplia la Omega.

Esta vez es Luka el que no dice nada. Recordando a su propia familia y pensando en que quizá ellos también dijeron lo mismo cuando él era apenas un cachorro. Sus padres lo hicieron bien con él, a pesar de todo, y ahora le tocaba a él hacer lo mismo.

Piensa en la suerte que tiene de tener a Sara por fin a su lado. Aunque es un hombre fuerte, siente que jamás podría afrontar todos estos cambios solo. No sin ella a su lado.

La observa un rato más, como siempre. La rubia cuida de su bebé con mimo y no puede evitar compararla con la niña de quince años a la que se confesó en aquella misma roca. Ambos han crecido.

Sara, por su lado, aunque agradecida por que todo haya salido bien, no puede quitarse algo de la cabeza. Recuerda con sudor frío el filo de aquel cuchillo. Lo peor es la persona que empuñaba aquella arma.

Harper.

La última vez que lo vio, Darius y Julieta lo llevaban al hospital aún inconsciente. No había perdido mucha sangre, pero incluso ese golpe le asustaba.

- ¿Sabes si Harper está bien?

- El humano está en el hospital, aunque no ha sido nada grave.-

- ¿Qué pasará con él?

El hombre la mira durante unos segundos. Su pelo rubio brilla con el reflejo del sol que está comenzando a salir. Su nariz está roja por el frío que ha dejado la lluvia sobre todos.

Sabe que, si por él fuera, otro destino muy distinto tendría Harper. Aunque se respalde detrás de la confusión y un montón de encadenadas desdichas, había tenido la osadía de amenazar a su familia, de casi besar a su mate y de herir a su hija.

Debía pagar con el peor de los escarmientos.

Sin embargo, respira hondo como si recurriese a su sentido común y fuerza una pequeña sonrisa que tranquiliza mínimamente a Sara.

- Lo que tu decidas, mi amor.- Accede sabiendo que es lo correcto.- Es tu amigo y eres tú la que has vivido toda la historia. El final también es tuyo.

Una ligera sonrisa alumbra el rostro de Sara. Una que parece iluminar tan oscura tarde. Ambos corazones laten al mismo ritmo y ambos, de alguna forma, saben que todo será diferente.

- Es nuestro.- Corrige ella refiriéndose a aquella pequeña familia.

Se terminaron las discusiones, se terminaron los altibajos. Ahora solo quieren querer. Quererse entre ellos y querer juntos a su princesita.

Hope parece balbucear algo como si estuviese de acuerdo.

- Esta historia es toda nuestra.

FIN DE LA HISTORIA

El Regalo Del BetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora