más abajo del infierno

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Leo por fin despertó, durmió unas dos horas quizás

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Leo por fin despertó, durmió unas dos horas quizás.

El tiempo suficiente como para que Gloria hiciera de las suyas.

Él no le dio importancia, a diferencia de Gloria cuando despertaba, ella no era lo primero que él buscaba al abrir sus ojos.

Se dio una vuelta por el cuarto donde estaban las almas que ahora le pertenecían, todo estaba en orden, vio a sus caballos y todo estaba perfectamente bien.

Y entonces, pensó en Gloria. A quien buscó por todos lados y no encontró nunca.

─¿No has visto a Gloria? ─le pregunta a la cocinera.

─No patrón, la última vez que la vi fue en la mañana.

Así fue preguntándole a todos en la casa, y todos le decían lo mismo: que no habían visto a Gloria durante todo este rato.

Ya la curiosidad entraba a la mente de Leo ¿dónde pudo haberse metido Gloria? si no tenía otro lugar al que ir, más que andarse paseando por la hacienda. Y siguió buscando hasta por los rincones más vacíos de la hacienda, hasta que llegó detrás de aquel cuarto.

─Esta maldita... ─murmuró.

Chilló de coraje al caer en el pensamiento de que Gloria se escapó, pues tontamente dejó su portal de la última vez abierto. La mitad de sus brazos y sus venas automáticamente se tiñeron de negro, como le pasaba cada que se enojada o tenía un sentimiento muy fuerte.

─ ¡Rosendo! ─ le gritó al hombre al verlo pasar. ─ No encuentro a Gloria, ¿tú la has visto?

─ Ijoles patrón, fíjese que yo no-

─ No salgas con chistesitos, ─ lo agarró bruscamente de la camisa. ─ tú eras el encargado de que esa maldita escuincla no salga de aquí.

─ Perdóneme es que andaba limpiando el establo, pero le juro que ahorita en joda me pongo a buscarla patrón.

─ Más te vale imbecil. ─ lo soltó.

Pasaron otras dos horas, que Leo las vio como la eternidad más detestable de toda su vida, era como un martirio que taladraba su mente. De solo pensar que Gloria se había escapado, escapado de él, su sangre corría caliente por todo su cuerpo, sus entrañas se retorcían de coraje. Y solo pedía paciencia, porque si le daban fuerzas...

( ❤️‍🔥 )

Para otros, los días iban corriendo con normalidad, para la gente que vivía alejada de esa energía tan poderosa y mortal que era la de Leo San Juan.

En cambio, para sus trabajadores en la hacienda, era como después del infierno en donde vivían, abajo había otro muchísimo peor.

Porque Leo se portaba insoportable esta última semana, sin saber nada de Gloria. Había estado bebiendo, su borrachera lo hizo creer que llevaba apenas un día, cuando en realidad ya llevaba siete. También creía que Gloria iba a regresar por su cuenta, pero tan solo estaba haciéndose creer cosas que no son. Alucinando solamente.

SECRETO DE AMOR, leo san juan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora